Alrededor de chuparse el dedo gira la trama de un film que lo que pretende es mostrar la realidad de muchas familias con hijos adolescentes.
La familia Cobb es una familia vulgar. Vulgar porque es humana. Vulgar porque los miembros que la conforman pasan por los mismos procesos que cualquier miembro de una familia de a pie.
La falta de comunicación, la desconfianza, la inseguridad, jugar unos roles predeterminados, entre otras lindezas de carácter humano es lo que el director y guionista Mike Mills nos muestra sin tapujos en su primer largometraje.
Alrededor de chuparse el dedo gira la trama de un film que lo que pretende es mostrar la realidad de muchas familias con hijos adolescentes: un pubescente aparentemente anormal interpretado por Lou Pucci –que por este papel ganó en el Festival de Berlín de 2005 el Oso de Plata y el Premio Especial del Jurado a la Mejor Interpretación en el Festival de Cine de Sundance el mismo año-, se chupa de forma descontrolada el dedo gordo de su mano en los momentos en que se siente inseguro o se producen situaciones de tensión. Eso le preocupa, quiere cambiarlo, porque le hace sentir diferente. Diferente frente a los demás compañeros de clase que se supone son normales. Diferente también frente a las mujeres que le jugarán una mala pasada, pues el que se siente diferente y excluido no suele ser el que más liga -a simple vista- pero si el que menos hiere a los demás.
La familia y sus miserias quedarán además al descubierto de la mano de todos sus componentes: una madre que es adicta a un sueño que quiere cumplir y de la que su hijo duda por una supuesta infidelidad, un padre que no sabe como tratar a su hijo y evita hacerlo, un hermano menor que es más listo y consciente de lo que parece, y el protagonista que sólo muestra los miedos con los que crecen los niños de hoy en día debido a la alienación y al continuo acoso por parte de profesores y entornos escolares, todos dispuestos a excluir a los que son diferentes o van solos por la vida. Muchos hinchados a fármacos que venden la idea de una “reinserción” en la colectividad.
Mike Mills debuta como guionista y director en este largometraje, aunque antes ha trabajado como director en cortos, anuncios de televisión y videos musicales. El productor de la película Bob Stephenson pensó en él mientras se estaba leyendo el libro de Walter Kim Thumbsucker, de donde nace el film, y le invitó a que lo leyera para ver qué le parecía. Mills aceptó el reto como director y se propuso a si mismo como guionista.