En nuestro encuentro, Benigni empezó lamentando la eliminación de España en el Mundial de Fútbol, y bromeando en torno a la recepción que le aguardaba en el aeropuerto de Barajas: “Me hizo feliz ver que tanta, tantísima gente estaba esperándome, hasta que me di cuenta de que llegaba a la vez la selección española”.
Quería retratar cómo ve el mundo un poeta, un hombre con la cabeza en las nubes, pero que sabe también que entre ellas puede surgir el rayo…
Cuando realizó La Vida es Bella, declaró que aunque sabía que el tema –el holocausto judío- era polémico, contaba con muchos éxitos populares previos a su espalda que le permitían arriesgar creativamente. Ahora que han pasado casi diez años, el escenario internacional es complejo, y su anterior película, Pinocho, ha tenido una escasa recepción, ¿se ha sentido tan libre a la hora de escribir el guión de El Tigre y la Nieve?
Roberto Benigni: Totalmente. Preguntadle a mi productora, Nicoletta Braschi (risas). No me ha negado nada. ¡Ninguna cortapisa! He hecho la película que deseaba hacer, y doy gracias por el éxito que ha tenido en Italia, similar al que tuvo en su momento La Vida es Bella.
Casi todos los críticos han destacado en El Tigre y la Nieve la poesía que invade los diálogos, el discurso, la planificación de algunas escenas. ¿Cómo preferiría definirse, como poeta o como director de cine?
R. B.: Las dos cosas están unidas. Todas las artes están ligadas a la poesía. Una poesía a veces alegre, a veces dura y áspera como un tigre, que requiere mucho trabajo. Cierto que en esta película, por primera vez en mi cine, el protagonista es un poeta: quería precisamente retratar cómo ve el mundo un trovador; un hombre con la cabeza en las nubes, pero que sabe también que entre ellas puede surgir el rayo.
El prólogo de El Tigre y la Nieve, un sueño de Atilio, el protagonista, ofrece una atmósfera onírica que recuerda al cine de Fellini. Además, se incluyen insertos de escritores como Borges o Yourcenar. ¿Sigue vigente en su obra el espíritu de Fellini? ¿Ha pretendido con esta película homenajear la cultura, un concepto un tanto devaluado en la actualidad?
R.B.: Más que un homenaje a la cultura, la primera escena es una descripción del universo de Attilio. Sueña que va a casarse, y conjura a su alrededor a los artistas que admira. No olvidemos que la música la pone Tom Waits. Pero en el fondo esos artistas están para apoyar a Attilio en su historia de amor, la esencia real de la película. En cuanto a Fellini, estará siempre en mi cine como lo estará Buñuel: Fellini me aporta la belleza de la puesta de sol, esa luz que presta optimismo a todo nuestro mundo. Y Buñuel fue único, logró rodar como nadie lo que soñamos.