La repercusión de La Vida es Bella fue una excepción, no es lo habitual en una carrera cinematográfica, y no nos ponemos como meta superarla
¿Es usted tan difícil de conquistar como su personaje en la película? ¿Es difícil convencerla para que se embarque en nuevos proyectos?
N.B.: No. Soy muy entusiasta. Acabo de aceptar la proposición de interpretar en teatro El Método Grönholm, de Jordi Galcerán, que tengo entendido ha sido un gran éxito en España, y me bastó que un joven italiano me ofreciese la traducción al italiano de la obra.
¿Cómo es el Roberto Benigni director?
N. B.: Se concentra mucho en su trabajo, pues ha de encontrar la mirada adecuada para plasmar y templar toda la pasión que ha volcado en el guión. Es muy amable con el equipo técnico, ¡incluyéndome a mí! (risas). Eso sí, no hay libertad para los intérpretes. El guión está pensado hasta el mínimo detalle, construido férreamente. ¡Las divagaciones son escasas, a pesar de lo que pueda parecer!
¿Cómo ha funcionado El Tigre y la Nieve en Italia y los demás países donde ya se ha exhibido? ¿Hasta qué punto condiciona el éxito que tuvo La Vida es Bella a la hora de estrenar una nueva película?
N. B.: Nuestra última película ha ido muy bien, como todas las que hemos hecho. La repercusión de La Vida es Bella fue una excepción, no es lo habitual en una carrera cinematográfica, y no nos ponemos como meta superarla. Los franceses han recibido estupendamente El Tigre y la Nieve; los alemanes también, considerando el nivel de distribución en el que nos estamos moviendo; y en Italia se ha mantenido entre las tres producciones más taquilleras durante un largo periodo.
La película ha costado 32 millones de dólares. ¿Cuáles son las dificultades que, como productora, se afrontan al manejar un presupuesto como ese?
N.B.: No ha sido demasiado complicado, y de hecho he disfrutado al compartir con el director las decisiones de tipo estético. La más onerosa, el esfuerzo presupuestario que requería el escenario bélico. El Tigre y la Nieve es una fábula, pero ubicada en un escenario realista, y por tanto era muy importante que el contexto de la guerra fuera totalmente verosímil. De ahí han venido casi todos los quebraderos de cabeza, aunque tampoco han sido demasiados. En el fondo, de lo que me siento más orgullosa es de las jóvenes que interpretan a las hijas de Roberto. Creo que fue un acierto de casting, y me vais a permitir que me apunte ese tanto.
¿Conoce el cine español? ¿Con qué director de nuestro país le gustaría trabajar?
N.B.: ¡Nunca se habla de los amores secretos! (risas). En realidad, estoy a favor de la juventud, me hace muy feliz apreciar cuántos nuevos cineastas y actores están surgiendo en el mundo. No es que desee retirarme, pero me produce una sensación de alegría ver el empuje de los jóvenes de cualquier país.