Neurótico profesional del fraude. No parece la combinación más natural, pero tampoco lo es en apariencia contar con un especialista en todas las vertientes del cine de acción (Alien, Gladiator, Blade Runner... ahí es nada) para dirigir a esta curiosa comedia. Curiosa porque, aparte de volver a utilizar una enfermedad mental menor como masa con que moldear a un personaje -al estilo 'Mejor Imposible'-, la historia basada en el libro de Eric García no cede al esquema convencional y cuenta con alicientes que contribuyen a los 110 minutos de continuo interés sin altibajos.
El reencuentro familiar del personaje de Cage en su momento más inestable con su hija desconocida, su terapia y sus singulares manías, se ponen en escena entre planos rápidos amenizados por alternadas músicas de ambiente que le dan un aspecto formal tan elegante como apropiado para la consecución de un ritmo. El golpe definitivo con el que abandonar su laboriosa dedicación a timos pequeños, y la sibilina mentalidad de los dos socios -mentor y alumno aventajado- se lleva sin estruendos a las sorpresas resolutivas, y esporádicos cambios no evitan un tono amable en que vez tras vez veremos a Cage caer en sus crísis de tics, balbuceos, rituales higiénicos y rutinas incomprensibles, representando con sus enfermizas recurrencias la contradicción de quien a pesar de todo conserva un sentido de la ética. Quien no ha conseguido perder de vista lo injusto de sus constantes abusos a la confianza ajena.
Su capacidad de actuación, como fácilmente puede deducirse, es una importante materia prima con la que avanzar con credibilidad en la narración, y permite poner su cualidades de intérprete en beneficio de las labores de su interpretado: el timador profesional obligado a ser actor que experimenta verdaderas mutaciones entre cuando trabaja y usa seguridad en sus asechanzas, y que cuando se queda sólo con su culpabilidad vuelve a autoinfligirse sus torturas. Un cambio que se obra con naturalidad gracias a quién ya ejerciera por duplicado en Adaptation -de los dos hermanos gémelos que allí interpretaba, uno era retraído hasta lo patológico- que sigue estando en buena forma alimentando una carrera sobradamente conocida. Lo sorprendente es el nuevo giro de Ridley Scott, del que sale notablemente bien parado.