Singer, preocupado como cineasta por los conflictos morales y de lealtades a que se ven abocados sus personajes –no solo en la saga mutante, sino también en “Sospechosos Habituales” (1995) y “Verano de Corrupción” (1998)- enfrenta al hombre de acero con un presente en el que no tiene cabida. “Superman Returns” comienza con el regreso a Metrópolis del superhéroe (interpretado por Brandon Routh), tras una misteriosa desaparición de cinco años que le ha llevado a los confines del universo, donde ha buscado huellas de su pasado y su familia. Pero su planeta natal, Krypton, no es más que una ruina radioactiva.
Superman vuelve, pues, a la Tierra, donde ya fue enviado siendo un bebé por su padre, Jor El, con el fin de salvarlo de un Krypton al borde de la destrucción, y de que usara para hacer el bien los superpoderes derivados del contraste de su naturaleza con la física terrestre. Ocultando como siempre su personalidad bajo la del periodista Clark Kent, el hombre de acero se reincorpora al diario Daily Planet, sólo para descubrir que la ciudad ha olvidado su figura y heroicidades. Lo que más dolerá a Clark será descubrir que ese olvido se debe en gran parte a un galardonado artículo, “Porqué el mundo ya no necesita a Superman”, firmado por quien fue su gran amor, una despechada Lois Lane (Kate Bosworth). El héroe buscará consuelo a su confusión en los sabios consejos de su madre adoptiva, Martha Kent (Eva Marie Saint), pero no tendrá mucho tiempo para asimilarlos: durante su ausencia, el megalómano villano Lex Luthor (Kevin Spacey) ha salido de la cárcel y trama una sofisticada venganza contra Metrópolis y contra Superman.
Como vemos, este argumento retrotrae la presente aventura del superhéroe a las protagonizadas por Christopher Reeve. Es un efecto premeditado por parte de Bryan Singer y sus co-guionistas, Michael Dougherty y Dan Harris. “Nuestra película es heredera espiritual de Superman (1978) y Superman II (1980)” –desvela Singer-. “Incluye hasta metraje inédito de la interpretación de Marlon Brando como Jor-El. Creo que continuar los films de Donner nos brindaba un apoyo para hacer avanzar unos antecedentes dramáticos que todo el mundo conoce, y que sería absurdo ignorar”.
Claro que, a partir del estudio de los clásicos, lo que a Singer le interesa es su evolución: “Todos hemos crecido con diferentes versiones de Superman, un personaje creado en 1938, y por tanto con casi 70 años de leyendas e interpretaciones a sus espaldas. El mundo no era el mismo en 1941, en 1978, en la actualidad. Mientras se respete la esencia del personaje, es decir, el compromiso de Superman con un empleo filantrópico de sus habilidades, es normal que deba afrontar una increíble cantidad de cambios”.
Las novedades saltan de la ficción a la realidad de una producción tan compleja como “Superman Returns”. Las retroproyecciones, las maquetas y los efectos especiales trabajados sobre el propio celuloide que caracterizaban a la versión de 1978, han dejado paso en el film de Singer a técnicas revolucionarias en el aspecto visual que han disparado su presupuesto hasta los 260 millones de dólares. La más importante, el uso pionero de Génesis, una cámara digital desarrollada por Panavision y Sony que presta a la imagen una claridad, una profundidad y una definición equivalente a la del celuloide en 70 mm. La más previsible, la obsesión por hacer creíble para un público del siglo XXI el vuelo de un ser humano, que llevó al equipo a analizar cuidadosamente los efectos del viento en el cabello, el rostro y las manos de Brandon Routh, y a reproducirlos infográficamente.
Por último, señalemos que “Superman Returns” será la primera película de acción real exhibida en el circuito IMAX con una quinta parte de su metraje reconvertido en 3D, lo que permitirá al público que asista a estas salas entrar literalmente en la acción en los momentos más espectaculares.