Respira amabilidad por los cuatro costados, partiendo de un tratamiento muy delicado e impresionista que se deja palpar en toda su proyección.
Cada vez resulta más difícil ver cine europeo en la taquilla española. El tema se complica, si cabe, en el periodo estival, época en la que salen a flote - y nunca mejor dicho con Poseidón y Piratas del mar Caribe- las costosas producciones que nos llegan desde el otro lado del Atlántico para desembarcar en los cines con quinientas copias. A pesar de ello, uno rebusca en la cartelera y encuentra interesantes propuestas como este Verano en Berlín, película alemana felizmente acogida en diferentes festivales, motivo por el cual ha podido ser estrenada en nuestro país.
Su éxito viene precedido por el premio del jurado al mejor guión en la pasada edición del Festival de San Sebastián, demostrando la habilidad del director en la narración a partir de una tragicomedia urbana cargada de emotividad y sanas intenciones. El cineasta Andreas Dresen (reputado guionista y director en su país, donde ha ganado varios galardones incluyendo un oso de plata en el Festival de Berlín dirigido por Volken Scholondorff) sabe sacar partido a la capital alemana proporcionando una descripción visual muy humana. A través de una mirada limpia, muestra a unos personajes tocados por la desgracia en su faceta más común, dos amigas que sobreviven precariamente en una ciudad en constante cambio que buscan desesperadamente alicientes en su anodina existencia.
Esta agridulce propuesta mantiene el interés del espectador aportando un elevado índice de frescura a la narración, con lo que el filme se impregna de un tono intimista y espontáneo en el que el director recurre a la complicidad del respetable para ganarse su confianza y el cariño por unos personajes heridos que intentan salir del paso con una sonrisa, aunque ésta en ocasiones acabe congelada.
Verano en Berlín respira amabilidad por los cuatro costados, partiendo de un tratamiento muy delicado e impresionista que se deja palpar en toda su proyección. Concebida como pequeña producción de reducido elenco y sin demasiadas pretensiones artísticas, recurre el humor y al drama cotidianos, al más puro espíritu independiente, donde son los personajes los verdaderos motores de la acción, dando al espectador el entretenimiento asegurado sin necesidad de complicarse la vida con mercadotecnias banales de manual. Así pues, aprovechemos la oportunidad de ver las propuestas que nos llegan del cine alemán, películas que nos llegan con cuentagotas.