¿Cómo empezaste a trabajar con Angélica entonces?
Lo empecé a abordar diciéndole a 'Tano' que cómo quería que lo hiciese y me dijo que quería humanizar muchísimo al personaje. Empecé a leerme las novelas y entendí qué quería decir con humanizarla: que se entienda y que la gente pueda identificarse con el personaje y no verlo desde una ópica superficial y frívola, tachándola simplemente de "mala". Y que haga pensar a los demás que cuando tomamos decisiones fundamentales en nuestra vida es mejor pensarlo todo un poco mejor... o no (risas)... seguir el dictado del corazón, que a veces es lo que mejor funciona.
Pero se considera a Angélica como una de las "malas" de la saga Alatriste, ya que sacrifica su amor por Íñigo en nombre de la gloria...
¿Mala? No... A mí no me importa que los personajes puedan ser tachados de "malo". Me parece que hay que contar este tipo de personajes... no sé...(Se queda un instante en silencio, rumiando algo en su cabeza y luego sigue como trastornada) ... Estoy traumatizada con esa noticia que ha salido del padre que ha matado a su mujer y a su hija embarazada de tres meses y luego ha llamado a los otros hijos y les ha dicho: "Esta es la herencia que os dejo". Me parece alucinante. Si alguna vez me ofreciesen hacer un personaje enfermo, porque yo creo que este hombre lo es, creo que sería necesario contarlo. Este tipo de personajes tienen que llegar a la gente a través de las películas ya que pueden enseñar mucho, pueden hacernos pensar y pueden ayudarnos a denunciar más y a reconocer a los malos que existen no sólo en las historias de aventuras, sino a aquellos que te encuentras cada día cuando bajas a comprar el pan.
¿Piensa que esa decisión final de Angélica revela una actitud feminista?
No, me parece más una consecuencia de la educación que ha recibido. Es una consecuencia genética, me atrevería a decir. Intenté entender cómo a veces somos eslabones de una cadena muy grande: yo soy hija de mi madre, nieta de mis dos abuelas, bisnieta de mis cuatro bisabuelas... Tuve en mente a esa cadena humana de todas aquellas mujeres pasadas que siempre quisieron llegar a ser grandes de España y nunca lo consiguieron. Que siempre quisieron llevar su apellido a la Alta Nobleza y dejar de ser burguesas, algo fundamental para la familia de Angélica. Es una consecuencia de una presión enorme que tiene de sus antepasados. Algo en lo que trabajé muy especialmente en la secuencia de la escalera. Puede sonar raro, pero era como una energía casi de espíritus que tiran de Angélica y le impiden seguir bajando.
Pérez-Reverte decía que la verdadera historia de amor de la saga Alatriste es la de Íñigo Balboa y Angélica de Alquézar. ¿Te has dado cuenta de que todo lo que les sucede a esta pareja influye luego en lo que le pasa al capitán Alatriste?
Sí, me di cuenta nada más leer el guión (risas). Fue como... pufff!!! Es como una cosita muy pequeña que hace tu personaje y ves que luego eso va cobrando una importancia que afecta a todos los personajes y... puffff!!! Es fundamental cada aparición, cada mirada, cada guiño, cada silencio, cada respiración, cada presencia de Angélica incluso cuando no está... porque yo creo que está durante toda la película.
¿Qué ha sido para tí lo más duro del rodaje?
Acabar. Antes cuando lo ha dicho Viggo (en la rueda de prensa) he coincido con él. Siempre en las ruedas de prensa, cuando preguntan a un compañero, pienso qué respuesta daría yo, no por si me preguntan sino por estar ahí, atenta. Y a mí, lo primero que se me ha venido a la cabeza ha sido lo peor: acabar. Es cierto. Me suele pasar siempre, pero en esta ocasión especialmente. Hay una secuencia con Viggo, que rodándola estábamos poquísimas personas, y al final se emocionó 'Tano' y se emocionó el cámara (que creo que es la gran estrella junto con Viggo y 'Tano' de esta película). Y me dijeron que habíamos acabado y vinieron Viggo y Unax con botellas de vino y con una bandera y regalos... Y yo decía: "¡Ahh! ¡Esto es por mí, porque ya he terminado! ¡Dios mío! ¡Qué horror! ¡No, no quiero acabar!"
Sin dejar espacio para una nueva pregunta, añade:
Lo mejor: cuando me llamó 'Tano' y me dijo: "sí o sí: Angélica de Alquézar". Y me sonaba a maravilloso, pero no tenía ni idea. Le dije: "'Tano', me vas a llamar de todo, pero no he leído ningún libro de Alatriste, es que no sé nada de Angélica, ni de Íñigo, ni Alatriste ni nada". Y entonces me dio el guión y conforme lo iba leyendo me iba emocionando profundamente y me terminó de destrozar las entrañas esa última parte en la que Angélica dice: "La traición es una mancha que nunca se quita. Judas se ahorcó, pero yo no tengo tanto valor, por eso lloro. Tengo que llorar". Eran las 5 de la mañana y era un auténtico drama, en mi casa yo no podía con el guión, salpicando como hacia fuera tipo Heidi (risas) y, de hecho, sólo he visto la película una vez (que yo las valoro cuando ha pasado un poquito más de tiempo) y me emocionó muchísimo. Había muchas partes que no conocía porque no había estado el día de rodaje y me emocionaron profundamente porque me gusta que se cuente lo que hemos sido, de dónde venimos y me parece tremendo ver que se siguen repitiendo los mismos errores y que se sigue mandando a chavales a luchar, a matar y a nunca más volver a casa. Me parece que esta película, si se vende por ahí fuera, puede ayudar a ver que un imperio maravilloso se puede ir al garete también hoy en día, no sólo en el siglo XVII.