En Los Ángeles del año 2019, las poderosas corporaciones comerciales controlan la Tierra y todas sus colonias en el universo. Para los peores trabajos en otros planetas, el Gobierno emplea a unos androides denominados replicantes, esclavos de los humanos aunque en apariencia difícilmente distinguibles de aquéllos. En la Tierra sólo quedan los enfermos y ciertos funcionarios del Gobierno como los blade runner o cazadores de androides. Nostálgicos o indecisos, viven hacinados en las grandes ciudades bajo una constante lluvia ácida. La mayoría de las especies animales se han extinguido.
Blade Runner, dirigida en 1982 por Ridley Scott basándose en la novela "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?", del escritor de ciencia-ficción Philip K. Dick, nos introduce en este desolador panorama futurista. Una premonición no demasiado halagüeña sobre el porvenir del ser humano en su búsqueda del poder absoluto aun dejando a un lado cualquier condicionante moral o ético. Una señal de alarma más vigente que nunca pese a que hayan pasado más de 20 años desde su realización.
La película es una metáfora premonitoria y por ello puede ser interpretada de múltiples maneras. El hilo argumental nos presenta a Rick Deckard, un desahuciado cazador de replicantes, que no encuentra trabajo tras haber sido el mejor blade runner. A pesar de que no quiere volver a "retirar" replicantes, su antiguo jefe, presionado por las corporaciones, le chantajea para que persiga y "retire" a cuatro fugados, del nuevo modelo Nexus-6, más fuerte e inteligente que cualquier ser humano. Una de esas corporaciones es la Tyrell Corporation, creadora de estos replicantes fugitivos y que tendrá que hacer frente a la rebeldía de sus criaturas. Una visión posmoderna del mito de Prometeo, que vaga en busca de su progenitor para alargar la llama de su corta vida que poco a poco se va apagando. Finalmente, uno de los replicantes, Roy Batty, demuestra haber desarrollado sentimientos y empatía humana al salvar la vida de Deckard, quien estaba llamado a ser su verdugo.
A pesar de las críticas que recibió en el momento de su estreno, Blade Runner ha terminado por convertirse en un clásico indiscutible de nuestro tiempo. No en vano, se puede decir que inauguró la estética posmoderna, basada en algunas características como la convivencia de diferentes etnias en el mismo radio urbano, el hiperdesarrollo técnico de los escenarios, el ambiente sofocante y apocalíptico, la ausencia de luz natural y la vigencia permanente de la publicidad.