El director chino Lou Ye no podrá realizar ningún proyecto durante los próximos cinco años, como castigo por haber presentado en la última edición del Festival de Cannes su más reciente película, El Palacio de Verano, sin la aprobación oficial.
Así lo ha decidido la Administración Estatal de Radio, Cine y Televisión, organismo que vela por la ortodoxia sociopolítica de los espectáculos producidos en China. El Palacio de Verano detalla las relaciones íntimas de una chica durante las revueltas estudiantiles que condujeron a la matanza de Tiananmen.
No es la primera vez que el gobierno de aquel país censura a Lou Ye. El director ya había sido forzado a dos años de inactividad en 2000 tras la repercusión internacional de Río Suzhou (premio de la crítica internacional en Venecia), una visión muy crítica de la sociedad china a través de las andanzas de un cineasta que recorre el extrarradio de Shanghai con una cámara de vídeo.
A medida que el cine chino vaya abriéndose al mercado internacional y obteniendo el reconocimiento de los festivales cinematográficos (sin ir más lejos, el pásado sabado en la 63 edición de la Mostra veneciana) esta situación de censura se desvelará insostenible.