Tal y como afirma el director de Skizo, Jesús Ponce, esta película lo que pretende es entretener. Muy lejos del género de su primera película 15 días contigo -donde se retrataba la difícil situación de los “sintecho” de Sevilla-, y lejos también de los trabajos realizados hasta el momento como director y guionista de cortos, montador de diferentes trabajos para televisión y realizador de videoclips, con este último estreno que se mueve entre el thriller y el terror al más puro estilo Serie B -donde los muertos nunca mueren- lo que ha pretendido es divertirse en la dirección y aprender.
Porque esta vez esta película ha sido un encargo.
Skizo no es para todos los públicos. Es para un público joven, adolescente más concretamente, que le guste ir al cine a divertirse con sus “pack” de palomitas y refresco sin más intención que pasar un buen rato. Aunque para pasar un buen rato con esta película el espectador debe saber que se encontrará con sangre, tiros y violencia, a pesar de que su director ha intentado no regodearse mucho en ella.
Encabezan el reparto Oscar Jaenada (Goya en 2006 a la Mejor Interpretación por su actuación en Camarón, un mito) como El Iván, un auténtico delincuente común, violento y con un humor de los más negro. Eloy Azorín (que ha actuado en películas como Juana la Loca y Todo sobre mi madre) es Gorka un chico que se mueve entre el bien y el mal y que se convierte en cómplice de El Iván para secuestrar a Bea Segura (en la película Susana, Haz conmigo lo que quieras y Salvador Puig Antich, son algunas de los títulos donde ha participado, pero seguro la recordarán por series como Al salir de clase, Los Serrano o Los 80).
La cosa no saldrá como esperaban, ya que son unos chapuceros como secuestradores, y acabarán en una casa donde se encontrarán con algo peor que ellos mismos. Se llevará a cabo un “duelo” entre locos de diferente estirpe.
En esta muestra de Serie B con tintes españoles nadie muere a pesar de recibir unos cuantos tiros, la sangre sale a borbotones y las imágenes muchas veces recuerdan a alguna versión de bajo presupuesto de Frankestein. La trama no es llamativa y el final es extraño e inesperado, la dirección se mueve entre la cámara subjetiva, los planos cortos y detalle y los efectos sonoros.
Algo divertido es ver a Oscar Jaenada hacer de “quinqui” porque llena la pantalla.