Nueve, catorce, dieciocho… simples números que sin embargo encierran un gran significado dentro de la hermosa producción del director Rodrigo García, hijo del afamado escritor Gabriel García Márquez. El que sin duda queda más explicitado es el numero nueve, ya contenido en el título del estreno que nos ocupa, 9 vidas, nueve retratos de mujeres, nueve instantes de existencia donde cada una de ellas se enfrenta a conflictos pasados y presentes, dando forma a una soberbia exploración del alma femenina donde se de cabida al dolor por la pérdida, ya sea de los recuerdos, de gente querida o del propio cuerpo (insuperables Kathy Baker y Glenn Close).
Pasemos al número catorce, que son los minutos que dura cada una de las historias, con el aliciente de estar narradas en plano secuencia. Con este método, que ha sido utilizado por cineastas de la talla de Hitchcock o Robert Altman en un alarde de genialidad, se filma en tiempo real, dando rienda suelta a unas interpretaciones cuya plasmación en la pantalla quita el hipo. La preparación de las secuencias suponía un gran esfuerzo para la producción, puesto que todo debía salir a la primera sin cortes de ningún tipo, todo un desafío para las actrices que consiguen llegar a la verdadera naturaleza de la interpretación, sin disfraces ni embustes, convirtiéndose cada escena en todo un deleite para los sentidos (una mirada de Robin Wright vale todo el filme).
Ya sólo nos queda hablar del número diaciocho, que fueron los días en los que se rodó la cinta, dos días para cada relato. Mediante una ejecución impecable de estilo, el director, que ya se reveló como un George Cukor en la dirección de actrices en Ccosas que diría con sólo mirarla se mantiene como un ejemplar maestro en el arte de las miradas limpias, artífice de un cine sensible que no sensiblero, generosamente meditado, sin aditivos artificiales, un cine donde el elenco brilla en todo su esplendor.
El filme da lo mejor de sí allí donde el realismo cotidiano invade la pantalla, esto convierte a Rodrigo Garcia en un cineasta a seguir muy de cerca. Ya se decía de Almodóvar.