Los éxitos taquilleros parecen demandar más historias de muertos vivientes, almas en pena y justicia de ultra tumba.
En muchos de los casos se tratan de auténticos fraudes en forma de clón, pero hay alguna que consigue crear interés y hacernos pasar un rato "interesante".
Volvemos a encontrarnos una vez más con evidentes paralelismos con la reciente filmografía de suspense: un protagonista redentor de los caídos, manifestaciones esotéricas impactantes y, ya puestos, ese pérfido homicida al que sólo el más allá le impide cometer el crimen perfecto.
El "Sexto Sentido" y el regusto dado por un fin sorprendente, la historia con pinceladas hitchokianas de "Lo que la verdad esconde", no son sino precedentes tan directos como evidentes de lo que esta película ofrece sin tapujos. Aún con el riesgo del fácil vilipendio por aquellos que censuran a éste manido movimiento, a la vez que alaban al ahora genio y otrora cuestionado director de Psicosis, hay que evitar sus burdas confusiones y deslindar películas que esconden un mayor o menor grado de producción artesanal dentro de metraje típicamente jolibudiense, de las protagonizadas por los sexy teenagers de la serie B 'screamera'.
En esta ocasión, los recursos van más allá del plano cerrado con impacto acústico tras la súbita aparición, esa técnica que se alterna por diversos "amagos de" como fácil modo de entretenimiento para el dúctil público poco exigente. No quiere decir que se prescinda de ellos, se usan y en varias ocasiones, pero con mayor cuidado y elaboración, dando algún momento de gran intensidad visual en que el surrealismo onírico se alza logrando enervar nuestros más primarios impulsos atávicos. Utilizando una ambientación idónea, valiéndose para ella de estereotipos sabiamente utilizados (tenebroso lago, bosque inhóspito, publecito abandonado de la mano de Dios...), se consigue dar una vuelta de tuerca más a un estilo que defiende con una cierta dignidad y solvencia. Ni la previsibilidad del fin, los tópicos o su obvia intrascendencia, le quitan ser una película muy correcta con la que pasar un rato intenso. Y sí, pegar algún que otro saltito.