Resulta casi un ejercicio de resistencia el no evocar el recuerdo de un cierto estilo de cine cuando uno ve las imágenes del debut cinematográfico del español Eugenio Mira. Nos referimos a aquel cine norteamericano que mezclaba el entretenimiento adolescente con la fantasía y el terror sin tomar por estúpido a sus espectadores –algo que por desgracia ya no se lleva tan a menudo-. Nos referimos al cine que en la década de los 80 hacía gente como Joe Dante, John Landis, Robert Zemeckis o Steven Spielberg y del que el realizador debutante se declara rendido admirador. Con “The Birthday” Mira recupera ese estilo pero le añade nuevos elementos.
Que la película tenga como protagonista a Corey Feldman, uno de los rostros mas representativos de aquella época gracias a títulos como “The Goonies” o “Jóvenes Ocultos”, no es por tanto casual. En el film Feldman interpreta a Norman Forrester, un apocado y nervioso veinteañero invitado por su novia a celebrar el cumpleaños del padre de esta y con el cual no parece congeniar. Esta premisa, propia del cine de John Hughes –otro clásico de los 80- poco a poco va siendo pervertida para ir dando paso a toda una trama sobre sectas, rituales sangrientos y profecías demoniacas sobre el fin del mundo que parece surgida de un relato de H.P. Lovecraft. Inicialmente el viraje se produce mediante pequeñas pistas, indicios que van progresivamente a más hasta encontrarnos casi en otra película distinta. Sin embargo lo más curioso de todo es que incluso cuando la trama terrorífica se ha apoderado del film, esta nunca deja de ser la historia del tímido joven que tiene problemas con su novia y la familia de esta.
Un recuperado Feldman carga aquí con el peso de toda la película haciendo participe al espectador de la confusión que sufre su personaje respecto al cada vez mas extraño y siniestro devenir de los acontecimientos. Llama la atención respecto a la caracterización de su personaje la gesticulación y los tics nerviosos del mismo, herederos de las mejores neurosis de Woody Allen o de la sublime torpeza de Jerry Lewis. Quizás inicialmente pueda parecer a ojos del espectador un tanto forzado, pero a medida que avanza la trama y los acontecimientos se van enrareciendo la caracterización se revela de lo más ajustada.
Mira consigue que esa transición entre géneros se entienda de manera lógica e incluso inevitable, sabiendo sacar partido además en su puesta en escena a herramientas como el scope o la profundidad de campo. Aunque a la hora de hablar de puesta en escena, en “The Birthday” destaca por méritos propios su alucinante climax final, rodado en un estilo nervioso, con un peculiar uso del sonido –la escena, salvo por el ruido ambiental es prácticamente muda- y en el que explota toda la histeria que el relato ha ido acumulando a lo largo del metraje para cerrar con un fundido a negro en el momento de mayor intensidad dejando al público mordiéndose las uñas.
“The Birthday” se revela como un eficaz entretenimiento que, al estilo del cine que se citaba al inicio, va dirigido a aquel público que disfrutaba con ese cine donde el sentido de la maravilla se unía a lo juvenil y que su joven realizador ha elaborado casi como un regalo a sí mismo y a los que como él recordamos dicha época con un sonrisa.