Una obra contenida, lúcida en todos sus aspectos y, lo más importante, de verdadero valor cinematográfico.
De óxido y hueso es de aquellas películas que, de pronto, empiezan a caerle premios allá por donde pasa, la gente empieza a ejercer el efecto boca-oreja y termina por encontrarse en las puertas de los Oscar. Jacques Audiard, a quien este curioso fenómeno expansivo no le es extraño pues ya lo vivió con su obra novel Un profeta, lo ha vuelto a hacer. Ahora nos regala otra obra contenida, lúcida en todos sus aspectos y, lo más importante, de verdadero valor cinematográfico.
Podríamos decir que esta cinta bucea de nuevo, como ya hiciera Audiard en su obra novel, en personajes fuera de los márgenes sociales visibles. La inadaptación, la soledad y la búsqueda del avance se reiteran aquí con fuerza dentro de unas líneas argumentales prototípicas que todos ya conocemos y por las cuales se adivina el curso de los acontecimientos, lo que en principio debería ser algo negativo sino estuviera Audiard al mando.
Mientras que Marion Cotillard y Matthias Schoenaerts realizan las interpretaciones de sus vidas, el resto de secundarios resultan excelentes, confiriendo todos ellos un pulso muy verosímil a una cinta que conjuga el cine de Ken Loach, el drama típicamente francés o el cine inspiracional usualmente producido por Disney. Es Audiard quien maneja con mano maestra todos los tercios para aunarlos en algo mucho más poderoso que lo que sus partes individuales sugieren. Aquí el auteur relee las pautas de un cine social prejuiciado en el progreso para exprimirlo y sacar lo mejor del mismo, creando algo tan potente y maduro que seguramente sólo sea válido para espectadores de paladar selecto.
De óxido y hueso es una cinta cuya grandeza reside en sostener varias películas dentro de una. Ante todo, es un drama contundente, seco como un golpe súbito en el estómago, que disecciona la vida de unos personajes cuyas vidas parecen destinadas a la supervivencia. También es la exploración intimista de dos personas que no tienen más remedio que mantenerse unidas para encontrar consuelo en el sentimiento del otro. Y, además, estamos delante de una cinta de superación personal cuyos parámetros se ajustan perfectamente a este subgénero.