Amante del cine de espionaje, Santiago Amigorena, afamado guionista argentino afincado en Francia, debuta en el mundo del celuloide con la interesante Algunos días en septiembre, cinta que cuenta con un soporte interpretativo nada desdeñable. La historia arranca en un motel cerca de París donde se encuentra Irene (Juliette Binoche) a la espera de Elliot (Nick Nolte) uno de los espías internacionales más importantes tras el final de la Guerra Fría. Colegas desde que trabajaron juntos para el Gobierno hace años, Elliot le pide a Irene un último favor: facilitar su encuentro con su hija Orlando (Sara Forestier) a la que abandonó cuando era una cría. Para completar el círculo, un asesino con aires de poeta va tras ellos con el único motivo que el de deshacerse del horrible secreto que esconde el incómodo espía.
A simple vista se diría que esta producción francesa contiene todos los ingredientes para atraparnos sin remisión a la butaca: agentes secretos, persecuciones por París o Venecia… sin embargo, el director aparca a un lado las reminiscencias a las novelas de Graham Greene dejándolas como telón de fondo para situar en primer plano las relaciones que se establecen entre los dos hijos del desaparecido agente secreto.
Presentada en la sección oficial del pasado festival de Venecia, la cinta establece un planteamiento tan cercano que más de uno siente la necesidad de curiosear ante las innumerables conspiraciones que dieron paso a los acontecimientos acaecidos el 11 de septiembre. La historia abandona el terreno de la sofisticación que siempre acompaña al género de espionaje para adentrarse en un terreno mucho más personal, descartando toda clase de trucajes en pos de un relato más sosegado, en una palabra, familiar. Ni siquiera el encuentro entre el perseguidor (un Turturro siempre correcto, en su sitio) y sus perseguidos despierta la vena estadounidense del estruendo (aquí los tiros se vislumbran con fogonazos de luz y con música de fondo), dejando claro que el discurso es tan o más turbador sin necesidad de tanto aspaviento.
Quizá el filme evite seguir la trama de una manera ambiciosa en el ámbito formal, apostando por un trayecto iniciático más cercano que, a todas luces, aparece igualmente efectivo en su conclusión. El resultado convierte a Algunos días de septiembre en un emotivo drama cargado de numerosas lecturas que se esfuerza en mostrar de manera muy sutil el enorme entramado político tras el que se esconde la mayor de las atrocidades: el terrorismo internacional.