Una de las producciones más accidentadas de los últimos años ha sido la de Bioshock, adaptación cinematográfica del videojuego homónimo (en la imagen) auspiciada por Universal Pictures que ha estado dando bandazos creativos desde 2007.
El film inicialmente previsto, con guión de John Logan y dirección de Gore Verbinski, se fue al garete debido a su elevado coste (estimado en 200 millones de dólares) y a la pretensión del segundo citado de hacer una película oscura y violenta, algo que habría limitado su repercusión en taquilla. Después se hizo cargo del proyecto el español Juan Carlos Fresnadillo, que habría tenido a su disposición un presupuesto mucho menor (en torno a 80 millones).
Sin embargo, finalmente las caretas han caído: Los ejecutivos del estudio han decidido no seguir tirando dinero en una película que no tiene visos de ser taquillera, como ha revelado Ken Levine, creador del videojuego original: “Ni doscientos ni ochenta, al final ha sido obvio que Universal no va a auspiciar una película que, hoy por hoy, a la vista del espectador medio que acude a las salas de cine, no iba a ser un éxito”.
Levine ha ligado la suerte de Bioshock a lo sucedido con Watchmen, versión del cómic homónimo de Alan Moore a cargo de Zack Snyder, en 2009: “Se iniciaba la producción de Bioshock cuando se estrenó Watchmen. Y el pobre resultado en taquilla del film de Snyder le ha hecho creer a todo el mundo que una película popular para adultos ya no tiene sentido”.