Estamos ante una discreta cinta de terror con elementos sobrenaturales que supone el debut en Hollywood del director inglés Asif Kapadia, firmante con anterioridad de El guerrero (The warrior), premiada en su día en diversos festivales como el de San Sebastián. Lo cierto es que El regreso (The return) establece una dinámica durante su primera media hora que nos remite a ciertos pasajes del cine de David Lynch (más concretamente a la inextricable Mulholland Drive). En ese tramo inicial se nos van dando datos sueltos y se van sucediendo una serie de hechos inquietantes que logran que nos interesemos por el desarrollo del argumento, el de una joven que se ve inmersa repentinamente en la investigación de un asesinato cometido veinticinco años antes, y que además deberá discernir si está comenzando a perder la cordura, si es que no la había perdido ya.
Sin embargo, lo que Lynch resolvería a base de huir hacia delante, inventándose complicados bucles y dejando patidifuso (y en algunos casos extasiado) al espectador, Kapadia decide encararlo de una forma más típica del género de terror, sin salirse del camino conocido, dando pistas que más o menos nos hacen intuir por dónde transcurrirá la historia, y dejando todo atado y bien atado al llegar a su conclusión. En resumen, algo demasiado previsible, orquestado aquí por un ritmo lento y una historia que peca de tramposa, dejándonos con una pobre sensación y con el sentimiento de que nos hemos tragado otra de terror que olvidaremos con facilidad en unos meses.
Eso sí, tampoco es que El regreso sea directamente deleznable. Los actores están en su sitio (Sarah Michelle Gellar es una cara habitual en este tipo de cintas, y Sam Shepard aporta firmeza y experiencia), la oscura ambientación nos deja un regusto amargo que nos predispone para todo lo malo que pueda acontecer a los personajes, y además, como decíamos, hay toques cercanos al modo de entender el cine de David Lynch (ese punto onírico de algunas escenas sueltas, esa terrorífica canción que suena en la radio del coche...) que hacen intuir que va a ser algo más, sin que finalmente llegue a serlo.
Pero, como decíamos, al guión le faltan alicientes que nos hagan llegar con ánimo hasta la conclusión, y trucos baratos como los tremendos sustos que se nos propinan con cuentagotas (y que amenazan con sacarnos el corazón por la garganta pese a que se nos telegrafían a la legua) no consiguen maquillar el discreto resultado final. Eso por no hablar de cierto secundario (el compañero de trabajo de la protagonista) que es usado y tirado a conveniencia del guión, subrayando el artificio con el que se nos quiere hacer colar este thriller sobrenatural que no aporta nada destacable a la ya abundante ristra de producciones del mismo tipo que asaltan la cartelera con regularidad. Una pena.