Sin nada que perder gozando a los sesenta y cinco años de una popular carrera cinematográfica y una no tan popular carrera política o, por el contrario, deseando seguir llamando la atención a toda costa cuando su estrella se apaga, el actor austriaco Arnold Schwarzenegger (en la imagen) ha aceptado participar en un proyecto cuando menos pintoresco.
Se trata de The Toxic Avenger [El vengador tóxico], nueva versión del agresivo título homónimo de culto estrenado en 1984 y convertido en punta de lanza de la productora de cine basura Troma. Una película con tantos admiradores como para haber propiciado dos secuelas, una adaptación teatral y una serie animada para niños.
Esta última vio lógicamente disminuidos los grados de violencia del film original, y realzado su supuesto discurso ecologista. Y en esa misma línea irá el remake que se prepara desde hace al menos tres años con Schwarzenegger, como acaba de anunciarse (en sustitución al parecer de John Travolta), en uno de los principales papeles.
La película será dirigida por Steve Pink (Jacuzzi al pasado) siempre que logre concretarse su financiación en el apartado Mercado del Festival de Cannes, lo que con el nombre de Schwarzenegger en el bolsillo no debería resultar muy difícil de conseguir a sus responsables.