Entrañable, deliciosa, encantadora… Los adjetivos más burgueses del mundo no harían justicia a esta magnífica película
El australiano Chris Noonan traslada con acierto la amable excentricidad y los animales parlantes que caracterizaron su anterior realización, Babe, el cerdito valiente (1995), a esta biografía de la escritora e ilustradora de cuentos infantiles Beatrix Potter (1866-1943).
Ya el guión del dramaturgo norteamericano Richard Maltby Jr. plantea los conflictos típicos del género –la lucha de Beatrix (Renée Zellweger) por encontrar una habitación propia en el seno de su acomodada familia, su relación amorosa con el editor Norman Warne (Ewan McGregor), el consuelo que le proporcionó la creación artística en sus peores momentos vitales- con un dominio absoluto del timing humorístico, trágico y pintoresco tanto en lo referido a los personajes de carne y hueso como a las criaturas de Beatrix (el conejo Perico o la oca Carlota son para la autora sus amigos, lo que se muestra a través de animaciones de sus dibujos).
La narración no abusa de los flash-backs y se centra en el periodo más fructífero de la vida de Potter: desde que logra publicar su primer libro, en 1902, hasta que se independiza más que material, espiritualmente, en la granja Hill Top, cercana la Primera Guerra Mundial.
Noonan y un equipo de producción plenamente comprometido con el tono impuesto a los hechos consiguen que la película fluya, sin descuidar para nada los elementos graves o trascendentes de la historia, como una sutil y absorbente comedia dramática –que podría haber sido también musical- que no se permite ni un atisbo de ironía posmoderna ni de superioridad sobre el material que maneja.
Zellweger y McGregor brillan a gran altura en todos sus diálogos conjuntos, y están secundados por un reparto magistralmente integrado tipológica e interpretativamente en la ficción; a una excelente Emily Watson le corresponden, en la piel de la futura cuñada de Beatrix, algunas de las mejores escenas de la película.
Miss Potter es un fantástico anacronismo; una película que podría haber sido facturada en el Hollywood clásico, cuando aún se confiaba en la inteligencia y la sensibilidad del público y se le ofrecían por tanto productos que permitían un deleite a la vez emocional, reflexivo y estético. Hoy puede que el film quede arrumbado entre nominaciones menores a los Oscar y pases de mediodía en el multicine más lejano. No lo permitáis. Es la primera gran película de 2007.