Aunque Ethan Hawke parece haberse convertido en un segundo Nicolas Cage, haciendo aparición en los últimos años en todo tipo de productos de género —Daybreakers, Sinister, The Purge, Getaway—, no olvida el cine que hizo de él durante un tiempo uno de los intérpretes más destacados de su generación.
De hecho, Hawke (en la imagen) sacará de la tumba creativa al director de culto Michael Almereyda, con quien rodó en 2000 una adaptación conjugada en presente del Hamlet de William Shakespeare. Almereyda tiene en su haber otros títulos de cierta resonancia crítica como Nadja (1997), pero su carrera nunca ha terminado de despegar y en años recientes se ha visto abocada a la realización de series televisivas, documentales de bajo presupuesto y cortometrajes.
La reunión de Hawke y Almereyda la propiciará Cimbelino, otra versión cinematográfica de un Shakespeare, aunque de los menos conocidos, hasta el punto de no haber sido llevado apenas antes a la pantalla. Cimbelino, escrita por el dramaturgo isabelino hacia 1610, cuenta la historia de una princesa que se casa contra la voluntad de su padre, el rey que da título a la obra; a partir de ese hecho, se desarrollarán todo tipo de conflictos dramáticos y bélicos.