¿Ha cambiado “El Último Rey de Escocia” su percepción sobre África?
Ahora tengo, creo, un entendimiento más profundo de los problemas del continente. Siempre he seguido todo lo relacionado con África, guardo un gran respeto a mis antepasados, pero nunca había estado allí. Mi viaje con motivo del rodaje ha sido casi eucarístico, un acto de comunión con la tierra, y las sensaciones sobre el terreno me han aportado, sí, una mirada más verdadera y sentida.
Por otra parte, películas recientes como “Diamantes de Sangre” o “Atrapa el Fuego” confirman que atravesamos un momento de interés por parte de Occidente hacia África y las consecuencias de la intervención occidental en el continente…
Creo que hay varias razones por las que el cine se está interesando por África. Una de ellas son las consecuencias de la descolonización, hay muchas historias escondidas en ese proceso. Otra puede que responda a que el multiculturalismo actual tiene más presentes los estragos que causa la irrupción violenta de unas culturas en otras y los problemas derivados de esa actitud.
La película se rodó en Uganda, y allí acaba de exhibirse. ¿Cuál fue la reacción de los ugandeses durante este proceso?
Muy positiva. Para mí era imposible imaginar otro lugar en el que rodar la película que no fuese Uganda, y la experiencia sobre el terreno me lo confirmó. Los acentos, la posibilidad de hablar con sus habitantes, la energía que desprendían el Parlamento, o el coche que usó Idi Amín, visitar su casa… son aspectos que traspasan la pantalla, el espectador va a captarlos. Respecto a la exhibición, hicimos dos pases con todo el equipo técnico y artístico, uno para el público y otro para las autoridades, y en ambos casos la recepción fue de respeto y alegría por el resultado.
Posiblemente su interpretación más recordada hasta “El Último Rey de Escocia” sea la del músico de jazz Charlie Parker en “Bird”, película que dirigió Clint Eastwood en 1992 y por la que usted obtuvo el premio al mejor actor en el Festival de Cannes. ¿Cuáles son sus recuerdos de aquella experiencia, que le sorprendió con apenas 27 años?
Fue lo que marcó mi futuro como actor. Trabajar con un icono como Clint Eastwood, lograr un papel tan protagonista y tan bien escrito, me obligó a ir a por todas, tirarme a la piscina, y crecer como actor. Posiblemente exista incluso una conexión entre lo que hice en aquella ocasión y lo que he hecho para “El Último Rey de Escocia” en cuanto a los requisitos de un personaje real. Esas dos películas, junto a “Ghost Dog”, son para mí, no me da miedo confesarlo, las películas de las que más contento estoy. Las películas por las que me siento orgulloso de ser premiado y recordado porque me entregué en ellas totalmente, hice todo lo que pude.
Este año los Oscar ofrecen un panorama inédito, histórico, con cinco candidatos de color en las categorías interpretativas [Will Smith, Djimon Hounsou, Eddie Murphy, Jennifer Hudson y Whitaker]. ¿A qué cree que se debe este hecho? Por otra parte, ¿tiene preparado un discurso si finalmente se hace con la estatuilla?
¡No, todavía no he preparado mi discurso de agradecimiento por el Oscar! (risas). Creo que no sólo es significativa la presencia de afroamericanos en tantas candidaturas a los Oscar, sino también la de hispanos, gente de todas las nacionalidades. Me parece muy atractiva esta apertura de los premios al mundo entero.