Si hay un título mítico para los amantes del cine fantástico ese es El hombre de mimbre (The Wicker Man, 1973), oscura parábola sobre un policía que investiga la desaparición de una niña en una remota localidad tomada por mujeres que inspirase en 2006 un desacreditado remake protagonizado por Nicolas Cage.
El director de El hombre de mimbre (en la imagen), el británico Robin Hardy, apenas ha vuelvo a ponerse tras la cámara en los cuarenta años transcurridos desde el estreno de aquel film. En 1986 realizó El fantasista, un thriller con Moira Sinise y Christopher Cazenove que no ha visto casi nadie, y en 2011 una secuela de El hombre de mimbre, The Wicker Tree, guionizada por él mismo a partir de su propia novela, que no fue muy bien recibida por la crítica.
Sin embargo, Hardy sigue decidido a explotar El hombre de mimbre, y acaba de anunciar ¡con 84 años! que filmará una segunda continuación, Wrath Of The Gods, ya escrita y pendiente solo de concretar su financiación.
Mientras, el film original se exhibe estos días en varias ciudades norteamericanas merced a una restauración en profundidad de la copia y la adición de varias escenas eliminadas en su momento.