Dentro del cine de terror, el subgénero relativo a las casas asediadas nos está dando más de un título llamativo en los últimos tiempos. Pese a que ya quedan algo lejos estrenos como Funny games y su pertinente remake, así como Ellos o Los extraños, en el último lustro han ido pasando por la cartelera producciones que se inscriben en la misma parcela: Bajo amenaza, Secuestrados, The Collector o, más recientemente, The purge. La noche de las bestias sirven para constatar la validez actual de este tipo de propuestas.
Tú eres el siguiente sigue una estructura relativamente esperable dentro de este tipo de filmes. Tras una introducción algo chusca –probablemente lo más flojo de la cinta– viene la obligatoria presentación de personajes, una familia que lleva a cabo una escapada en una casa aislada para celebrar el aniversario de boda de los patriarcas. Tras este segmento, más o menos formulaico, vendrá el inicio del estallido de la violencia, en forma de asaltantes misteriosos que pretenden acabar con todos ellos. Nada realmente rompedor, como podrán deducir.
Aunque esquemas similares a este no han terminado por convencer a los espectadores ni a los críticos en el pasado, en esta ocasión el tándem formado por Adam Wingard (director) y Simon Barrett (guionista) –todavía desconocidos para un público general, pero bien presentes en los corazones de los aficionados al terror– consigue captar nuestra atención. Partiendo de una expectativas supuestamente bajas ante la que a priori es la enésima copia de la misma historia, poco a poco la tensión y la violencia van creciendo, y su acertada combinación con un humor socarrón y unos refrescantes toques sangrientos logran que paulatinamente nos dejemos atrapar por el desarrollo de la trama y un par de curiosos giros de guión, tampoco excesivamente originales, pero bien traídos.
Se ha hablado de la querencia del filme al homenaje hacia los clásicos de los años 80, y de la deconstrucción del subgénero slasher –por ahí suenan comparaciones con John Carpenter, Scream, Cabin fever o la muy recomendable La cabaña en el bosque–, pero ante todo sorprende la efectividad de su propuesta, ya que se toma muy en serio lo que está haciendo pero luego nos lo hace llegar bajo un envoltorio distendido, ágil y divertido que el fondo oculta un caramelo envenenado.
Además del tono paródico y de la subversión del género –se agradece que por una vez no se tome por idiotas a los espectadores–, destaquemos el juego con los clichés, los efectos especiales llevados a cabo de forma artesanal o el buen ojo del director para componer algunas escenas o utilizar ciertas canciones: al salir de la sala de proyección cuesta quitarse de la cabeza el Looking for the magic de The Dwight Twilley. En el otro extremo de la balanza podríamos colocar el confuso montaje en ciertos segmentos o la previsibilidad del entramado general, pero finalmente y ante todo hay que rendirse ante la ingeniosa forma que tienen los responsables de la película de llevar al espectador exactamente por donde ellos quieren.