JULIE MAROH, UNA NOVELA DE APRENDIZAJE
En el ámbito literario, se denomina Bildungsroman o novela de aprendizaje a aquella que relata el paso de la niñez a la edad adulta, con especial atención por tanto hacia los sinsabores de la juventud. Bien puede decirse que la novela gráfica El azul es un color cálido, en que se ha inspirado La vida de Adèle, es una novela de formación, puesto que en ella Julie Maroh vertió todas las inquietudes que le despertó su adolescencia, la tormenta de emociones que supuso para ella ser lesbiana y tener inquietudes artísticas en un entorno provincial galo.
Más aún, la propia El azul es un color cálido es reflejo de su novela vital, pues Maroh tardó un lustro en concretarla, entre los 19 y los 24 años, como puede apreciarse por la progresiva madurez de que hacen gala sus trazos. Antes, Maroh había obtenido un título en artes aplicadas en Roubaix, donde nació, y dos diplomas en artes visuales otorgados por instituciones de Bruselas, ciudad donde ha vivido durante ocho años. Actualmente, Maroh reside en Angoulême, a resguardo del impacto que ha provocado en su vida la Palma de Oro concedida a La vida de Adèle, y preocupada por la recepción de los sectores ultramontanos franceses a la ley que, como os contábamos en el cuerpo principal de este especial, aprobó en mayo el gobierno del socialista François Hollande.
ABDELLATIF KECHICHE, DE TÚNEZ A CANNES
Para bien o para mal, el responsable máximo de La vida de Adèle es su guionista, productor y director: Abdellatif Kechiche, nacido en 1960 en Túnez pero emigrado con solo seis años a Niza con sus padres.
La película que nos ocupa no es ni mucho menos la primera con la que Kechiche da la campanada, al menos en Francia. Cierto que su ópera prima, La faute à Voltaire (2000), no se estrenó en España pese a que había obtenido premios en los festivales de Venecia, Namur, Angers y Colonia. Pero, en 2005, Kechiche sorprendía a propios y extraños al ganar con su segunda realización, La escurridiza, o cómo esquivar el amor, rodada entre jóvenes suburbiales con un presupuesto mínimo y cámaras digitales, cuatro premios César de la Academia de Cine gala, incluyendo los correspondientes a la mejor película, el mejor guión y el mejor director. Con ello batía en las principales categorías a producciones tan aseadas como Largo domingo de noviazgo y Los chicos del coro.
Galardones tan incontestables fueron la razón de que La escurridiza se estrenase en España. Volvió a suceder con Cuscús (2007), ambicioso fresco hiperrealista de 150 minutos sobre la vida en una ciudad portuaria, que volvería a obtener cuatro César, entre ellos de nuevo los de mejor película, mejor director y mejor guión. Aunque Kechiche tuvo menos suerte con Vénus noire (2010), drama histórico sobre una sirviente de color en Sudáfrica que pasó algo desapercibido, puede apreciarse que es todo un peso pesado del cine francés actual. Es muy probable que La vida de Adèle vuelva a estar a principios de 2014 entre las principales candidatas a los Cesar, pero está por ver si las polémicas en torno a la película que os hemos detallado la perjudicarán o no en las votaciones finales de los profesionales de nuestro país vecino.
SEYDOUX Y EXARCHOPOULOS, ESTRELLAS ¿A SU PESAR?
Aunque, con razón o sin ella, ahora mismo lamenten haber trabajado a las órdenes de Abdellatif Kechiche en La vida de Adèle, las intérpretes de esta romántica y trágica historia de amor entre dos chicas, Léa Seydoux y Adèle Exarchopoulos, tendrán pocas oportunidades futuras de hallarse en otra película como esta, destinada a ser un futuro clásico y merecedora de dos premios grandes en Cannes, uno de los cuales ha ido a recaer en ellas mismas.
Adèle Exarchopoulos (1993), hija de un guitarrista con antecedentes griegos y una enfermera, ha de estar agradecida en especial. Hasta este momento, su carrera interpretativa (que inició para superar una timidez casi patológica) había estado limitada a papeles de poco peso específico en series como R.I.S, Police Scientifique y films como La redada y Carré Blanc. Ahora mismo Exarchopoulos tiene en agenda Qui vive, drama escrito por Nadine Lamari y Marianne Tardieu que dirigirá la última citada y que se estrenará en 2014.
El caso de Léa Seydoux (1985) es diferente, aunque sin duda La vida de Adèle dará renovado impulso a su carrera. Descendiente de magnates del medio y dotada de una gran belleza, Seydoux es una niña mimada del cine galo, la enésima reencarnación en la gran pantalla de Marianne, emblema alegórico de la República Francesa a cuyas representaciones han prestado antes explícitamente sus rasgos otras actrices como Brigitte Bardot, Mireille Mathieu, Catherine Deneuve y Laetitia Casta.
En todo caso, desde que debutase en 2006 con un mínimo papel en la comedia juvenil Mes copines, Seydoux ha sabido equilibrar con inteligencia sus apariciones en films de autor como Une vieille maîtresse (Catherine Breillat, 2007), De la guerre (Bertrand Bonello, 2008), Lourdes (Jessica Hausner, 2009), Misterios de Lisboa (Raoul Ruiz, 2010) y Grand Central (Rebecca Zlotowski, 2013); en películas comerciales de calidad como la intriga Sans laisser de traces (2010) y la cinta histórica Adiós a la Reina (2012); y en producciones internacionales como Malditos bastardos (2009), Robin Hood (2010), Midnight in Paris (2011) y Mission: Impossible – Protocolo Fantasma (2012). Con solo 28 años, ya ha sido candidata en tres ocasiones a los premios César.
Entre los proyectos de Seydoux para 2014 se cuentan The Grand Budapest Hotel, otra comedia coral de Wes Anderson; Saint Laurent, biopic sobre el mítico modisto que ha escrito y dirige Bertrand Bonello; y La bella y la bestia, esperada nueva versión de la fábula clásica que la actriz ha protagonizado para Christophe Gans (Silent Hill) junto a Vincent Cassel.