Orson Welles (Danny Huston) llega a Roma en 1948 para rodar una película en Cinecittà. Acaba de divorciarse de Rita Hayworth y el cambio puede venirle bien. En el rodaje, conoce a Lea Padovani (Paz Vega), quien le deslumbra por su indiferencia hacia él. Mientras Orson intenta ganarse el amor de Lea, un actor secundario muere en sus brazos de manera sospechosa. Nadie quiere seguir la pista del misterio que rodea a esta muerte, pero Orson necesita adrenalina y no lo dudará. Son los años de la posguerra, estadounidenses, comunistas, fascistas, nuevos demócratas, todos conspiran para controlar el país: un buen escenario para saldar cuentas pendientes.
Oliver Parker, director de, entre otras, La importancia de llamarse Ernesto, Un marido ideal y Othello, abandona los clásicos para rodar ficción, mejor dicho, casi, casi ficción. Basándose en un viaje real de Orson Welles a Roma en 1948 para el rodaje de Black magic y en su romance con la actriz italiana Lea Padovani, se sumerge en una intriga de mafias políticas y sociales que probablemente nunca sucedieron. Parker ha escuchado muchas historias y ha filmado ésta, probablemente la que más le gustaba. Ha estado ocho años preparando este filme. El resultado, muy pobre.
Parker ha querido rodar una historia de intriga con humor y acción, y con amor, y con su parte social, y su parte histórica, y su parte de magia, pero ha metido tantas cosas que se ha dejado la intriga por el camino. Un actor secundario muere durante un rodaje y el personaje de Orson Welles muestra un gran interés en saber quién le ha matado y por qué, lo malo es que caminamos casi toda la película sin indicios, sin pistas falsas, sin sospechosos, sin coartadas, sin apenas causas ni culpables… Es todo tan blando. El pobre muerto se te olvida a los cinco minutos y podría haberle querido matar hasta el que sujeta la claqueta, total, vale todo. Las historias que Welles va conociendo en su nada creíble investigación, son interesantes, son probablemente lo que el director quería contar y ha unido con ese pobre cadáver.
Tommaso (Diego Luna), el chofer que guía a Welles por Roma, es un superviviente del fascismo y recrea perfectamente las secuelas del dolor y la tortura. El agente de la CIA (Christopher Walken) destinado en Roma es el fiel reflejo de lo que los intereses económicos pueden hacer con los ideales. Lea Padovani (Paz Vega) es una actriz que no está dispuesta a todo por un papel y de la que apenas se nos deja ver mucho más, y tiene más, lo tiene.
El director del filme ha decidido que quiere un final sorprendente, es una opción. Pero para sorprender hay que contar algo más que dar un nombre al asesino.