La MPAA (Motion Pictures Association of America), organismo autorregulador de los grandes estudios norteamericanos que clasifica las películas de acuerdo a su carga de sexo, violencia u otros elementos perturbadores, hizo público el jueves 10 de mayo que añadirá el tabaco a sus criterios de clasificación.
De esta manera “la glorificación del tabajo” o “su omnipresencia fuera de un contexto histórico” supondrán para la película en cuestión una distinción más dura. Algo que repercutirá en su posible taquilla, dado que el público joven es el que marca actualmente la carrera comercial de un film en Estados Unidos: una clasificación “R” (menores de 17 años sólo pueden entrar en la sala acompañados por un adulto) o “NC-17” (prohibición terminante para menores de esa edad) es un escollo insuperable a la hora de conseguir una recaudación abultada.
Según informa el diario El País en su edición del pasado sábado, más de un estudio vincula directamente el que los adolescentes vean fumar en pantalla con el riesgo de que se inicien en el consumo de tabaco. En coherencia con ese dato, los grupos antitabaco presionaban desde hace tiempo a la industria de Hollywood para que otorgara automáticamente una “R” a cualquier película que diese alas al acto de fumar sin justificarlo por razones críticas o históricas.