GARETH EDWARDS, EL HOMBRE QUE QUIERE SER GEORGE LUCAS
Dice el realizador de ‘Godzilla’ a todo aquel dispuesto a escucharle que la razón por la que se ha dedicado al cine reside en el impacto que tuvo en él de pequeño ‘La guerra de las galaxias’ (1977). De hecho, tras ‘Godzilla’, el británico Gareth Edwards (nacido en 1975) aspira a dirigir una “Star Wars con robots”, cuyo objetivo es maravillar al público del siglo XXI con una space opera tan grandiosa e influyente como la nacida hace ya casi cuatro décadas.
Como puede apreciarse, el amor de Edwards hacia ‘La guerra de las galaxias’ es tal que no solo determinó su vocación, también el tipo de cine que quería hacer y, por añadidura, su obsesión por los efectos especiales, que le han llevado a convertirse en un maestro de los mismos. Esa maestría le fue procurando a partir de cumplir 28 años encargos de efectos para producciones televisivas como ‘Seven Wonders of the Industrial World’ (2003) y ‘Space Race’ (2005), trabajos que compatibilizaría con la realización del largometraje para la pequeña pantalla ‘End Day’ (2005), episodios para las series documentales ‘Perfect Disasters’ (2006) y ‘Heroes and Villains’ (2008) y, en especial, el cortometraje de ciencia ficción ‘Factory Farmer’ (2008), que ejecuta artesanalmente, ocupándose de casi todas las tareas técnicas en solitario, lo que llama la atención de la industria del cine.
Ello le permite dirigir en 2010 el guión de un largometraje asimismo escrito por él, ‘Monsters’, ópera prima que se rueda con un presupuesto ínfimo muy bien aprovechado y en condiciones casi de cine de guerrilla, y que sabe jugar magníficamente las bazas de lo que se muestra y lo que no a la hora de contar una historia, para colmo, original: pasados seis años de la invasión de una zona de México por alienígenas que germinaron a partir de la caída en la zona de una sonda que recogía muestras de vida en el espacio exterior, un periodista y una turista han de adentrarse en el lugar… Si ‘Godzilla’ triunfa en taquilla, es posible que nos hallemos, si no ante un nuevo George Lucas, si ante una de las figuras del fantástico más prominentes de los próximos años.
GODZILLA SUPERSTAR
En Occidente, Godzilla es sobradamente conocido, tiene hasta una estrella de la fama en el Paseo de la Fama de Hollywood. Durante muchos años, las películas sobre él producidas en Japón (donde su nombre es Gojira) se estrenaron por estos pagos con regularidad, aunque, en no pocas ocasiones, con alteraciones en el montaje, o con adición de escenas interpretadas por actores caucásicos, para que el espectador no se sintiese tan lejano a los personajes. Godzilla ha calado de tal modo en el imaginario contemporáneo que algunos publicistas han llegado a creer que el personaje era de dominio público, lo que ha llevado a la productora Toho a litigios con empresas de automóviles o comida rápida.
Pero en Japón, Godzilla no es únicamente una figura icónica, a estas alturas un mero signo sin profundidad. Es todavía un personaje, de ambiguas cualidades entre lo destructivo y lo heroico, y con aristas ideológicas agridulces derivadas de su identificación con Estados Unidos y el horror nuclear de las bombas atómicas arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945. La presencia de Godzilla y la mirada sobre sus significados han estado puntadas por infinidad de mangas, series animadas, videojuegos y, por supuesto, películas. Hasta 28, tantas como para poder dividirse en series o sagas.
La primera, la serie Shōwa, abarca desde 1954 hasta 1975, un total de quince títulos entre la ‘Godzilla’ seminal y ‘Godzilla contra Mechagodzilla’, caracterizados, en líneas generales, por un tono ligero y por la aparición de todo un rosario de monstruos secundarios (entre ellos, su hijo Minilla o archienemigos como Ghidorah), que en ocasiones llegarían a protagonizar películas por sí solos, como en los casos de Rodan y Mothra.
Tras un lapso de diez años, acontece la serie Heisei (1984-1995), que arranca en ‘El retorno de Godzilla’ y finaliza en ‘Gojira vs. Desutoroiâ’. La serie Heisei haría borrón y cuenta nueva con la previa, replanteando la franquicia desde una mayor seriedad, dentro de lo que cabe. Por último, la serie Millennium, compuesta solo por seis títulos, evidencia una cierta extenuación del personaje, así como un menor rigor en la construcción de su universo, de modo que el tamaño del monstruo y las líneas temporales en que acontecen sus aventuras no concuerdan. El origen de la serie Millennium, ‘Gojira ni-sen mireniamu’ (1999), tiene muy poca relación con su culmen, la citada ‘Godzilla: Final Wars’ (2004).