La coincidencia en una misma temporada y con un similar grado de repercusión de dos películas como El Lobo de Wall Street y La gran estafa americana, no puede tomarse como algo casual. Los distintos escenarios y enfoques hacen que poco tenga que ver la orgía de desfases protagonizada por Di Caprio, con el repertorio de personajes enlacados retratados en un tono propio de esperpento por David O.Russell, pero la fascinación hacia las historias de quienes se burlan obscenamente del sistema para sacarle todo su jugo más o menos conscientes de que su fiesta está por terminar y terminará en resaca, bebe de una misma fuente, tristemente real, especialmente actual.
El personaje de Bale se verá obligado a cooperar con el FBI. Aunque las cosas no serán simples. |
A propósito del Lobo ya citábamos en su conclusión cómo el espectador puede caer en la tentación de valorar inmoralmente las conclusiones interpretándolas como un justo precio por una época intensa. En el caso de La Gran Estafa Americana su forma de enfocarlo nos lleva a una década antes, apunta a otros frentes, a otras variantes delictivas implicando para ello a políticos y mafiosos, distinguiéndose estos apenas en las formas para llegar a lo más alto de sus carreras. Por tanto si con Scorsese atendíamos en parte a la ridiculización de los modos descerebrados que rigen la vida económica, aquí también sirve para apuntar a las formas de la política, mientras se retrata de forma paródica la mediocre naturaleza de muchos de sus personajes, y se refleja una época con una habilidad tal como para que transportarnos a su mundo sea indudablemente el mejor de sus méritos, la razón de todos sus halagos.
Christian Bale, todo un papel para un actor que sigue en plena forma. |
Ahora bien, comulgar con ruedas de molino es quizá lo más aconsejable con películas con un repertorio de elogios como la que nos ocupan, pero mientras quien escribe estas líneas tuvo en las 3 horas de El lobo de Wall Street un viaje entre desfases que permitía consumir con ligereza su metraje, en esta ocasión ha de reconocer que sus dos horas sentaron a un esfuerzo algo mayor, no siempre entre sus diálogos encuentra justificación a la cantidad de metraje. Por más que como viaje en el tiempo y relato de corrupciones y estafas de otra década tenga su atractivo, su mayor logro es haber hecho cuajar su rendición de culto a una concreta moda retro y hacer participar de ella a los cazadores de lo cool del momento.
Las dos protagonistas de La Gran Estafa Americana, debatiéndose por el macho dominante… en las estafas. |