España:gamberros tardíos
Los rígidos códigos del franquismo hicieron que temas como la decadencia de los adolescentes fueran automáticamente apartados del cine español. Títulos como “Juventud a la intemperie”, “Los gamberros” o “Los chicos” son honrosas excepciones dentro de un panorama coartado, que no estaba para muchas bromas.
Con la llegada de los setenta, la censura comienza a ceder y los temas más espinosos y controvertidos pueden llegar a las salas, aunque escoltados por mensaje aleccionador y moralista de turno, las más de las veces más falso que una moneda de chocolate. Ignacio F. Iquino adapta las directrices norteamericanas al entorno español y crea su particular “cine de denuncia” con títulos como “Aborto criminal”, “Los violadores del amanecer”, “Las que empiezan a los quince años” y “La desnuda chica de relax”; las tres últimas realizadas con Franco bajo tierra y ya calificadas con el emblema S. Las películas- denuncia de Iquino, muy taquilleras en su momento y hoy olvidadas, son descaradamente oportunistas y demagogas, pero contienen momentos de verdadera destreza visual, dentro de un irresistible clima de putrefacción moral y estética, que da de vueltas a productos actuales mucho más prestigiosos.
Ya en los noventa, la novela “Historia del Kronen” de Jose Angel Mañas da lugar a una homónima y exitosa adaptación cinematográfica, que vuelve a poner de moda las películas denuncia sobre adolescentes. De hecho, esta película coincide en cartel con otras semejantes, aunque de diferente calado artístico: la norteamericana “Kids” y las francesas “El odio” y “La carnaza”.
Larry Clark, profeta de la nueva juventud
"Kids” causó no poca controversia y escándalo, lanzando a la palestra tres nuevos nombres que iban a dar mucho que hablar: Chloe Sevigny, actriz; Harmony Korine, guionista; y por supuesto, Larry Clark, director.
Clark llevaba a sus espaldas una notable trayectoria como fotógrafo que ya acreditaba su obsesión por una juventud descompuesta y disfuncional. Su cine da un paso más allá del moralismo tradicional para situarse en un cinismo distanciado y cruel, que reprueba y admira a partes iguales. Su obra hasta el momento abarca títulos como “Al final del edén”, “El regreso a las cavernas”, la soberbia “Bully” y “Ken park”, de nuevo con Harmony Korine. Merece la pena señalar a otro compañero de generación con parecida preocupación por la juventud, con una rabia y un cinismo equiparable al de Clark: Greg Araki, autor de “Maldita generación” y “Nowhere”.
Dos películas tan diferentes como “Elephant” y “Thirteen” pueden verse como herederas autónomas de la semilla plantada por Clark y Araki. La primera, cine de autor contemplativo y analítico de la mano de Gus Van Sant; la segunda una disección certera de la descomposición de la célula familiar en un mundo cada vez más lleno de amenazas e incertidumbres.
El cine de denuncia juvenil siempre ha tenido un fuerte componente sensacionalista y moralista, exagerado en unos títulos y sopesado en otros. Sin embargo, no debemos caer en la trampa de subestimar sus virtudes midiendo sus obras únicamente por ese rasero. Todas las películas planteadas en este último apartado muestran una diferencia importante con respecto a sus hermanos de los años cincuenta: no ofrecen respuestas concretas. Y eso dice tanto a favor de lo insobornable de sus autores como de lo incierto y hostil del tiempo que atravesamos.