Cualquiera diría que Paramount Pictures confiaba en Darren Aronofsky, dado el éxito de la anterior colaboración entre el estudio y el director, Cisne Negro, que recaudó en todo el mundo 330 millones de dólares y le procuró el Oscar a la mejor actriz a Natalie Portman.
Al menos, eso hacía pensar el hecho de que los ejecutivos de Paramount hubiesen concedido 130 millones de dólares a Aronofsky para que concretase un proyecto que le obsesionaba desde hacía años, la historia bíblica de Noé (interpretado finalmente por Russell Crowe, en la imagen), elegido según el Antiguo Testamento por Dios para preservar la vida en la Tierra durante el Diluvio Universal.
Sin embargo, en los últimos meses se ha filtrado la idea en los mentideros cinéfilos norteamericanos de que Noé es una alegoría sobre el cambio climático con escasos elementos religiosos, lo que podría suponer se alienasen de ella los fundamentalistas cristianos, espectadores con tremendo poder de convocatoria y rechazo en Estados Unidos.
Por ello, y sin decir nada a Darren Aronofsky, se ha decidido que, durante el mes previo al estreno de Noé, el próximo 4 de abril, la publicidad de la película haga la pelota, por así decirlo, a ese sector de espectadores, después de una reunión mantenida por representantes de Paramount con "líderes religiosos" del país. De modo que, en la promoción del film, se añadirá una nota con la siguiente información:
"Esta película está inspirada en Noé. Y aunque se toma ciertas licencias artísticas, creemos que, en esencia, es fiel a los valores y la integridad de una historia que supone una pica en la fe de millones de personas en todo el mundo. En todo caso, la historia bíblica de Noé puede encontrarse en el libro del Génesis".
Según las informaciones publicadas, a Darren Aronofsky no le han sentado bien ni la decisión de Paramount ni, sobre todo, que no se le haya siquiera informado de ella. En todo caso, parece ser que antes, director y estudio habrían llegado a un acuerdo según el cual, se estrenaba el montaje que quería el primero, pero con las condiciones "ambientales" que estimase conveniente el segundo implicado. De ser esto cierto, haría más comprensible que Aronofsky se haya desentendido de la publicidad de la película y ni siquiera se le hayan comunicado los cambios de última hora que os hemos referido.