Asombrosamente irreverente, espasmódica, no apta para estómagos sensibles...
Resulta curioso como una película de este calibre ha podido llegar a estrenarse en nuestras pantallas. Este es un misterio al que sólo las distribuidoras tienen acceso. Es de suponer que su paso por Festivales Internacionales como Cannes o Sundance, donde su guión fue proclamado mejor proyecto Europeo en el 2004, haya pesado a la hora de pensar en un posible estreno. De todas formas, más de una vez hemos comprobado que ni las ganadoras de ese mismo Festival corren la misma suerte de asomarse por aquí.
El caso es que la película húngara Taxidermia, es todo un reto propuesto por Gyorgy Palfi, y decimos reto dado que no nos ha resultado nada fácil adentrarnos en su insólito mundo sin salir algo trastocados. Y es que su relato roza los límites del buen gusto al regalarnos una historia en la que tres generaciones de una misma familia hacen que nos cuestionemos la distancia existente entre lo extraño y lo verdaderamente grotesco.
En primer lugar asistimos al relato de un soldado de perturbadores apetitos sexuales que acaba provocando en el espectador algo parecido a la repulsión. La segunda generación explora otra clase de vicios. Así, la glotonería gana terreno al sexo ya que su protagonista se dedica a competir como deportista de élite en concursos para ver quién se revienta las tripas. Por último, el desconcierto se apodera de la pantalla tras conocer al tercero de la estirpe, un taxidermista que sólo vive para su trabajo, a la vez que cuida a un padre de dimensiones imposibles. Tres historias, tres personajes en los que se conforma la realidad de un país durante un largo proceso que abarca la Primera Guerra Mundial, pasando por el régimen comunista hasta nuestros días.
Asombrosamente irreverente, espasmódica, no apta para estómagos sensibles... todo eso y más nos ayuda a hacernos una idea de la experiencia vivida en Taxidermia, filme explicado con todo lujo de detalles y en el que el director no deja escapar nada a la imaginación, mostrando sin atisbo de decoro las penalidades de esta inusual familia. A cambio de regalarnos primerísimos planos de vómitos, disecciones, vísceras y penes en plena efervescencia, confecciona un especial tributo al pasado y presente del pais húngaro, con sus luces y sus sombras. A medio camino entre la comedia y el terror, esta perturbadora película se convierte en un rara avis de nuestra cartelera, sólo apta para valientes sin complejos. Quedan avisados.