NOTA: Esta entrevista se realizó el pasado mes de junio. Se recupera en portada por el estreno de 'Los Crímenes de Oxford', en cuya presentación se realizó.
Aparte de lo que parece evidente, ¿qué diferencia esta película de tu trayectoria hasta ahora?
Pues es una película totalmente en inglés, dentro de un registro totalmente distinto, no es una comedia, no es una película de humor negro. Es una historia que habla de otras cosas, contrapone dos formas de ver la vida, la del profesor y la alumno, la posibilidad de que haya una verdad, algo por lo que luchar o no.
Viendo ese primer corte que nos has presentado con la impresionante escena de guerra y los enfoques del discurso de John Hurt, ¿cómo ha sido desde el lado de la producción un reto de esta naturaleza?
Pues mira, muy buena pregunta. No es fácil, no es una película fácil de dirigir, la rodamos en 9 semanas. No hablamos de una superproducción y por ejemplo la escena de guerra que me nombras la rodamos en 6 horas y después cogimos un tren y seguimos rodando. No resulta fácil, a nivel humano, a nivel mental, nos dejamos la piel para hacerla. Pero bueno se trata de qué es lo que pretendes, hasta dónde quieres llegar, hasta dónde puedes presionar al equipo...Rodábamos con dos equipos de cámara a la vez, con cuatro cinco cámaras siempre al mismo tiempo. Muy dura de rodar pero muy satisfactoria, realmente los resultados son buenos.
Siempre has mostrado desde tus orígenes una dirección técnica y cuidada, viendo lo que has mostrado hasta el momento de Oxford Murders parece una última vuelta de tuerca en esa dirección.
Hombre... (piensa y luego sonríe) se puede hacer mucho mejor, se puede hacer muchísimo mejor... el tema es un problema de tiempo, con más tiempo habría sido algo extraordinario porque habría sido mucho más redonda... ser director no es tener buenas ideas, ser director es conseguir buenos resultados en un tiempo determinado.
Tanto esfuerzo por hacer cine, a todo lo que hay que enfrentarse, en algo que se hace en nombre de una creatividad... y luego te encuentras con cosas de las que te has quejado alguna vez, el circo promocional al que hay que asistir muchas veces con mundos tan alejados y naturalmente enfrentados como era el de Crónicas en su momento, al que hay que asistir para presentar la película... ¿cómo puede sobrellevarse eso?
Hay que pensar que forma parte del trabajo. Lo que te tienes que mentalizar es que forma parte del trabajo como parar para comer o cambiar el chasis... o sea tienes que cambiar totalmente la mentalidad porque si no te vuelves loco, se te va la olla. Como se le ha ido a mucha gente.
Realmente pagas un precio muy alto, pero también sabes que para conseguir ciertas cosas necesitas hacerlo, necesitas dar un apoyo a la producción para que la próxima vez la producción pueda se mayor... tienes que vender tu alma...
¿Y qué crees que da sentido a pagar ese precio tan alto? Rodajes extremos, tener que colocarse en una situación financiera tan delicada como la que tú has tenido en varias ocasiones y luego como dices vender tu alma. ¿Cuándo alguien se acerca y te dice que tu película le ha llegado? ¿cuándo contemplas lo que has hecho y sientes que has logrado lo que te proponías, sacando una historia de la nada?
Sí... (sonríe) no hay nada mejor en la vida. Es mejor que el sexo, mejor que el amor, es mejor que nada en el mundo. El conseguir que algo que has imaginado se convierta en realidad, es un verdadero alucine.