Drama convencional en torno al juego, cuyo mayor interés reside en sus apuntes cuasidocumentales
En el año 2003, la edición norteamericana de la revista Premiere incluía al director Curtis Hanson entre las cien personalidades cinematográficas más poderosas de Hollywood. Inicialmente, la presencia de Hanson en ese listado podía chocar. Sólo cuenta en su filmografía con dos verdaderos éxitos, La mano que mece la cuna (1992) y L.A. Confidential (1997); otros títulos de la misma época o anteriores —entre los que figuran Río Salvaje (1994), Malas Influencias (1990), Falso Testigo (1987) y la cinta de culto Testigo Silencioso (Daryl Duke, 1978), para la que escribió un excelente guión— se han ubicado modestamente en el espectro genérico del thriller; y ganar el Oscar al mejor guión por su adaptación de la novela negra de James Ellroy le ha inclinado a afrontar en los últimos años proyectos quizás más ambiciosos y variados, pero en los que a la postre apenas ha resaltado otra cosa que su profesionalidad: Jóvenes Prodigiosos (2000), 8 Millas (2002), En sus zapatos (2005).
Sin embargo, en estos tiempos de crisis para la narrativa clásica, amenazada gravemente por su recurrencia a manidos clichés y por esos "grados cero de significado", "estéticas de la digresión" y "dramaturgias mínimas" que entusiasman tanto a los zombies de multisala como a los críticos cahieristas, Hanson ofrece, precisamente por esa profesionalidad de la que hablábamos, un conocimiento de los resortes del cine comercial de siempre que hacen de él un valor seguro para estrellas, guionistas y productores. Aunque se trate de un arma de doble filo: en sus películas no caben las sorpresas desagradables. Pero tampoco, y con esto ya nos referimos directamente a Lucky You, la posibilidad de que sus planteamientos creativos trasciendan lo visto mil veces.
Porque el guión de su última cinta, escrito por el mismo Hanson en colaboración con Eric Roth (El Buen Pastor), es una mirada al mundo del juego y a sus peculiares pobladores que debe más a infinidad de arquetipos literarios y cinematográficos que a la vida. Las aventuras de Huck Cheever (Eric Bana), un jugador profesional "impulsivo" e "intrépido" que pretende ganar las Series Mundiales de Póquer que se celebraron hace cuatro años en Las Vegas mientras lidia con el cariño de una cantante recién llegada a la ciudad (Drew Barrymore) y con la rivalidad de su propio padre (Robert Duvall), un as del póquer que abandonó a la madre de Huck hace años, no escapan a terribles convencionalismos que unos diálogos torpes y un reparto más carismático que entregado no consiguen sino subrayar.
Tampoco el pulcro recurso del Hanson director a los planos medios y generales a la altura de los personajes, puntuados ocasionalmente por travellings funcionales y breves panorámicas, es capaz de especular o cuestionar semejantes insuficiencias dramáticas. Sí realza, curiosamente, las facetas documentales de la ficción, las relacionadas con los cambios que el póquer profesional experimentó a partir de 2003 debido a la influencia de la televisión y de internet. Pobre bagaje para una película que se percibe diseñada con mimo pero que se revela finalmente prescindible; como tanta producción estándar que, somos los primeros en lamentarlo, o empieza a ponerse en manos de mad doctors o languidecerá hasta la extinción. Resulta paradójico, vaya, que el eslogan de Lucky You sea "Arriésgate".