Sonny Chiba, una de las estrellas más rutilantes del cine japonés de artes marciales, ha anunciado su retirada como actor.
Con 68 años y una carrera de casi ciento treinta títulos entre los que se cuentan Bodyguard Kiba (1973), The Street Fighter (1974), G.I. Samurai (1978), Shogun's Ninja (1980), Sensei (1989), The Storm Riders (1998) y Battle Royale II: Requiem (2003), Chiba cree que ha llegado el momento de transmitir su amplia experiencia a través de la enseñanza en la Nippon Sport Science University, donde él mismo cursó estudios como preparación para una carrera olímpica que truncó una lesión.
Chiba sólo aparecerá en films que le permitan ofrecer una vena actoral más pacífica y aparecer en los créditos con su nombre de nacimiento, Sadaho Maeda; su intención, en cualquier caso, es la de recabar así fondos para abrir en Japón su propia escuela de interpretación y artes marciales, como la que ya dirige en Los Angeles.
En Occidente, Chiba es una figura conocida no tanto por su obra como por los homenajes que Quentin Tarantino le ha dedicado en Amor a Quemarropa (1993), Pulp Fiction (1994) y especialmente Kill Bill (2003), en la que el japonés encarnaba a Hattori Hanzo, un artesano que confiaba a La Novia (Uma Thurman) la mejor katana que había creado.