Inmersos en pleno verano, la cartelera demanda productos refrescantes que sacien la sed de esparcimiento. El terreno de la animación es últimamente uno de los que suele mantener un mejor nivel en lo que a relación espectáculo/inteligencia se refiere, y tras Los Simpson y Ratatouille ahora nos llegan unos pingüinos que vienen a confirmar la querencia de los responsables de este tipo de cintas por tan peculiar animal (ahí están Happy feet o Madagascar, aunque en esta última se limitaran a un rol secundario). En esta ocasión dirigen Ash Brannon y Chris Buck, veteranos curtidos en diversos aspectos de muchos films de animación, y co-directores en su día de Toy Story 2 y Tarzán, respectivamente.
En cuanto a la historia, imaginemos un documental sobre surfistas realizado por la MTV. Ahí está la música a buen volumen de Green Day y grupos similares, imágenes espectaculares, ralentís, un ritmo rápido... Pues bien, todo eso lo encontraremos aquí. La gracia de Locos por el surf es que los protagonistas son quienes son, es decir, no una panda de adolescentes humanos sino un nutrido grupo de pingüinos que se integran a la perfección en un contexto tan actual y trepidante.
La historia transcurre por caminos ya conocidos –la lucha del débil por hacer realidad sus sueños, las lecciones de filosofía vital por parte de un maestro, el puntito justo de romance, el amigo algo descerebrado– claramente orientados a un público joven, pero pese a todo ello el producto resultante se digiere bastante bien debido a infinidad de trucos y curiosidades relacionados con la realización del supuesto documental: cámaras a bordo de las tablas de surf, enfoques del zoom que dejan la pantalla borrosa durante unos segundos, amenas entrevistas que van sirviendo de contrapunto a la trama principal... Todo ello hace que el espectador, sobre todo el adulto, aprecie un mayor grado de elaboración y de esfuerzo por parte del equipo detrás de esta película.
Respecto al apartado técnico, el nivel de la animación es impresionante y hay ciertas escenas que dejan boquiabierto por su belleza plástica. Los efectos de agua o la arena están muy conseguidos, y el diseño de personajes tampoco desmerece. En cuanto a los dobladores españoles, se agradece que no se haya abusado de voces famosas que le resten protagonismo a la historia. Pasan bastante desapercibidos Carmen Machi y José Luis Gil, se luce más Alexis Valdés, y quizá el único punto negativo sea haber puesto al comentarista deportivo Manolo Lama a hacer de sí mismo.
En definitiva, Locos por el surf es una cinta simpática y trepidante que no resulta excesivamente infantil y que ofrece como aliciente para los adultos que acudan a verla una imaginativa realización y algunos guiños ya habituales en este tipo de cine.