No es que se pueda hablar de que el péplum esté viviendo una nueva era dorada en los tiempos recientes pero desde luego, entre titanes furiosos, aguerridos espartanos y demás revisiones de mitos grecorromanos que han ido llegando a los cines en la última década, podemos afirmar que hoy en día contamos en la cartelera con otro subgénero asentado, y que con cierta regularidad nos ofrece títulos como el que aquí nos ocupa, revisión de una figura legendaria.
Está claro que a priori un Hércules interpretado por Dwayne Johnson no será capaz de mostrarnos excesivos matices. Si ponemos tras las cámaras a Brett Ratner (X-Men: La decisión final, la saga Hora punta) intuimos que la película probablemente sea eficaz y efectista, con presencia de abundante acción, pero también sabemos que hallaremos poca profundización en los personajes. Para más inri, las andanzas más conocidas –y coloridas– del protagonista se dejan bastante de lado, centrándose en sus aventuras posteriores junto a un grupo de guerreros de diverso pelaje, añadido que obedece a la búsqueda de un mayor abanico de personalidades, pero que en el fondo nos entrega un batiburrillo de tópicos y estereotipos mil veces vistos.
Basada en un cómic guionizado por Steve Moore, la película no juega a ser lo que no es, y se aprecia su honestidad. A la torpe exposición de la historia siguen tres o cuatro batallas orquestadas de manera correcta, con efectos especiales bien puestos y cierta gracia en su desarrollo, sin tomarse demasiado en serio. Todo bien mascadito para deleite de los espectadores que hayan decidido aparcar las neuronas en casa, ya que poco desafío ofrece el film. No hay nada especialmente destacable, pero tampoco caemos en el bochorno más absoluto, así que no cuesta demasiado visionarla, ni olvidarla en breve.
Eso sí, quienes hayan podido disfrutar de El héroe –excelente cómic de David Rubín que deconstruía la figura de Hércules compaginando tanto el respeto por la mitología como una refrescante modernización de su entorno– echarán en falta en este film el toque mágico que solo los mejores autores son capaces de imprimir a sus obras, algo que Ratner ya quisiera para sí (la “reescritura” de cómo muere la familia del protagonista, poco fiel a las leyendas, ya dice mucho de lo que tenemos entre manos). Con expectativas bajas la película que aquí nos ocupa es un producto que no se torna indigesto, pero desde luego apenas suma méritos como poco elaborado blockbuster de manual.