Antonio Mercero es perro viejo en esto del cine y la televisión. A él le debemos hitos como La guerra de Papá y Tobi que a finales de los 70 fueron grandes éxitos. En la televisión su trabajo es incuestionable: Crónicas de un pueblo, La cabina, Verano azul, Turno de oficio, Farmacia de guardia... no hay muchos currículos equiparables. Hace tres años una película dirigida por él alcanzó un notable éxito, Planta 4ª, una tragicomedia de ambiente hospitalario donde unos adolescentes hacían de las suyas a pesar de las enfermedades que les mantenían allí. Casi todas las obras de Mercero están marcadas por dos aspectos: el sentimentalismo y los personajes castizos, de carácter muy español, según los tópicos. El intento de repetir la taquilla y repercusión de Planta 4ª pone en pie este proyecto cuyo motivo principal es la concienciación de la sociedad respecto a los enfermos de Alzheimer y, sobre todo, hacia la labor de sus cuidadores. La elección de Mercero para dirigir el proyecto era más que lógica así como la contratación de Manuel Alexandre y José Luis López Vázquez para la pareja protagonista, dos incipientes enfermos de Alzheimer que comparten habitación en una residencia dedicada a esta enfermedad.
Todos los factores parecían favorables para dar lugar a una amable y emotiva comedia que aportara concienciación sobre este tema. Incluso su estreno se programó el 21 de septiembre, Día Nacional del Alzheimer, con la asistencia al estreno de las personalidades pertinentes, aparición en los medios y demás fanfarria. Pero la falta de medios puesta en la producción y la dejadez que se deja ver en todos los apartados técnicos de la película hacen sentir cierto bochorno sobre su propósito: si cinematográficamente su interés es nulo, como reivindicación y concienciación acerca de la problemática social, política y económica que hay alrededor de esta terrible enfermedad, es menor que la de un folleto que se pueda leer en cualquier ambulatorio. El guión es anecdótico, la fotografía descuidada, los personajes leves, la música empalagosa... Uno no dejaba de recordar el impacto que los realizadores y guionistas de Informe semanal suelen conseguir con menos medios en sus manos.
Ante los avances con que nuestra salud física disfruta no queda otra que esperar que los problemas de salud que nos acechen en este siglo sean degeneraciones de tipo mental como el Alzheimer. Haciendo un símil tonto, la salud del cine español presenta un cuadro parecido. Siendo una de las más premiadas internacionalmente en los últimos años, la capacidad de crear proyectos que no pasen de la mera anécdota es alarmante. Esta película, por desgracia, podría ser un ejemplo.