Pocas sorpresas ofrece la tercera entrega de la saga Hora Punta, si pasamos por alto el hecho de que han pasado seis años desde el estreno de la segunda parte, el doble de lo que tardó la secuela en suceder a la primera película.
En el cartel de la cinta encontramos de nuevo a los mismos dos protagonistas principales, y dirigiendo el cotarro está el mismo Brett Ratner que ya diera pie a bodrios como Family Man, El dinero es lo primero o los capítulos precedentes de Hora punta (aunque, también es cierto, se encontrara con un buen material de partida que fue incapaz de arruinar en El dragón rojo o X-Men 3). Por no faltar, no faltan ni las tomas falsas durante los títulos de crédito finales.
La historia se centra en el empeño del detective Carter (Chris Tucker) y el inspector Lee (Jackie Chan) por detener una conspiración criminal donde se hallan implicadas las mafias chinas, y que al comienzo de la trama se cobra la vida de un importante político que iba a tirar de la manta, señalando con nombres y apellidos a los poderes ocultos tras esas mafias. Las pistas que irán surgiendo durante la investigación del asesinato conducirán a los dos protagonistas hasta París, ciudad que aún no habían tenido ocasión de poner patas arriba.
Esta sencilla excusa argumental sirve de soporte para posteriormente ir rellenando el armazón de Hora punta 3 con los elementos básicos de la saga. Ahí están de nuevo esas peleas coreografiadas tan virtuosas (por planificadas) como absurdas (por inacabables y porque no llevan a ninguna parte más que a rellenar minutos), y tres cuartos de lo mismo puede decirse de las persecuciones en coche o a pie. Tampoco podían faltar los pésimos chistes que se ponen en boca de Chris Tucker, actor pasadísimo de rosca e irritante donde los haya. Al final, a base de acaban obteniendo risas en un par de ocasiones, pero el porcentaje de acierto convierte al guionista Jeff Nathanson en digno merecedor de un buen capón.
Por suerte, la tortura no llega a la hora y media de duración –y si te abstraes durante las peleas y persecuciones se hace corta y todo–, y hasta aparece por allí Max Von Sydow para darle algo de categoría a la cinta. Lástima que el sueco sólo disponga de unos pocos minutos para lucirse, mientras que un actor tan limitado como Jackie Chan se lleva toda la gloria, y que escenas tan patéticas como el interrogatorio a manos (nunca mejor dicho) de la policía francesa o el número musical cabaretero acaben por hundir en la miseria una producción hecha con ánimo de seguir explotando el filón y de contentar únicamente a los seguidores de la saga, que por increíble que parezca los hay.
Resumiendo, otra producción de acción supuestamente graciosa a mayor gloria de sus dos protagonistas. Si aguantaste las dos partes previas, esta es tu historia. De lo contrario abstente. Y recuerda: esto ya lo hacían Bud Spencer y Terence Hill hace un montón de años y nos reíamos porque no teníamos la edad ni el criterio para analizarlas como tocaba. Además, aquellas producciones tiraban por la cutrez porque no tenían más remedio, y Hora punta 3 lo es porque simplemente sus responsables no saben hacerlo mejor.