Lucha en el barro:

Las chicas del barro

(Delta Pi, 1985)
Nivel del equipo: 7
Resistencia a los golpes (y al tiempo): 5

¡Uaaaao! ¿Qué hace una señora tan respetable como Ruth Gordon (inovidable viejecita de “La semilla del diablo” y guionista, entre otras, de “La costilla de Adán”) metida en un berenjenal de este calibre? Pues eran los años ochenta, lo que vale como única respuesta. En este caso nos topamos con una comedia sobre una fraternidad de chicas que no tendrá más remedio que aumentar sus ingresos en un campeonato de peleas en el barro, para lo cual sus miembros serán entrenadas y puestas a punto por la incansable Gordon, que a sus noventa años no parecía perder fuelle (falleció poco después de rodar esta película). El resultado, tan desaliñado como francamente divertido, se sitúa en un perfecto punto medio entre la ingenuidad de las comedias cheerleaders de los setenta y el tono más desmadrado y realista de la comedia juvenil ochentera.

Hockey:

Somos los mejores

(The Mighty Ducks, 1992)
Nivel del equipo: 5
Resistencia a golpes (y al tiempo): 5

Con el hockey sobre hielo hemos topado por segunda vez y también con Steven Brill, todo un mercenario de Hollywood especializado en comedias familiares con algún apunte grosero y no demasiada moralina, que llegado el siglo XXI, para nuestra sorpresa, sacaría a relucir una bienvenida faceta bizarra (Listos para luchar, Little Nicky). En este caso tenemos una discreta comedia con un entonado Emilio Estévez, al frente de un grupo de chavales que practican el deporte de marras y que, con el tiempo y su esfuerzo, conseguirán…ya se pueden hacer una idea. Seguida por dos entretenidas secuelas, de las cuales Estévez volvería a ser de largo lo mejor de la función.