Comedia inclasificable, que no se adscribe a etiquetas como la de comedia romántica o gamberrada a la americana, aunque beba de sus fuentes. La segunda película de Judd Apatow confirma lo que muchos descubrimos con su opera prima, Virgen a los cuarenta, su frescura y habilidad en lo que son cualidades que parecían desaparecidas de la comedia actual, y que se hacen patentes de nuevo en Lío embarazoso. Partiendo de una premisa poco original, un freak que en un golpe de suerte se lía con una preciosa mujer que queda embarazada, desemboca en situaciones absurdas e hilarantes muy alejadas de la moralidad y corrección que amenazan al cine americano.
Frente a las cámaras, el actor Seth Rogen, un desconocido por estos lares pero que tiene una legión de seguidores en EEUU gracias a series de culto como Freaks and Geeks y Underclared, y cuyo carisma y espontaneidad arrastran y enganchan igual que si fuera una estrella mediatica. Su papel se apoya en un plantel de actores correctos que incluyen a Katherine Heigl (Anatomía de Grey), Leslie Mann (esposa de Apatow) y Paul Rudd (Más que amigos, Clueless, fuera de onda). Este último merece mención aparte por saber convertir en esencial un personaje pensado en principio para ser secundario, con una imitación de Robert de Niro para el recuerdo, o un antológico viaje alucinógeno junto al protagonista a Las Vegas, en clara referencia a la película de Terry Gilliam, (de hecho, el póster de Miedo y Asco en Las Vegas está colgado en la habitación del protagonista).
La cinta hace uso de un humor soez, masculino, pero no por ello carente de inteligencia. No es una imitación a los hermanos Farrelly, ni una degradante American Pie. En palabras de Rogen es una oda a los tíos peludos y feos, pero puede ser comprendida y apreciada por todo tipo de público. Debajo de todas las bromas de mal gusto, de todos los chistes de ventosidades, subyace una historia que sirve como excusa para analizar las relaciones de pareja, el paso a la edad adulta, el matrimonio... todo ello con mayor valentía y honestidad que la mayoría de las producciones supuestamente serias.