El relevo, para el Inmortal
Paul W.S. Anderson, que persiste en el guión, ha sido rumoreado con insistencia como el responsable de otra adaptación de videojuego: el legendario Castlevania
El mismo año en que se encargaba del crossover de Alien Vs Predator, Paul W.S. Anderson volvía a Resident Evil pero entonces sólo para encargarse del relato de Apocalypse, que pasaría a dirigir Alexander Witt. Este último venía con un perfil marcadamente técnico como atestiguan sus labores de director de fotografía (Piratas del Caribe, Casino Royale...), de operador de cámara (Black Rain) o de director de segunda unidad (Italian Job, xXx, El Caso Bourne...).
Para esta ocasión, no obstante, las labores tras la cámara le han sido encomendadas a Russel Mulcahy, quien tiene un currículum marcadamente televisivo (con series como Queer as Folk), de realización de videos musicales (de Queen, Billy Joel o Durán Durán entre otros, destacando entre ellos Video Killed the Radio Star) y cuya principal aportación al cine fue dirigiendo las dos primeras entregas de Los Inmortales o Ricochet.
Paul W.S. Anderson, que persiste en el guión en la que llega ahora a las pantallas, ha sido rumoreado con insistencia como el responsable de otra adaptación de videojuego: el legendario Castlevania (Vampire Killer) de Konami, con fecha de estreno pronosticada para el 2009. Si bien finalmente se ha negado su papel de director, todavía consta en varios lugares como el candidato firme al guión, si bien el proyecto parece paralizado.
De no ser por la existencia de personajes tan siniestros como Uwe Boll (un maestro a la hora de humillar videojuegos en la gran pantalla: Alone In The Dark, House of Dead) muchos habrían cogido a Anderson como centro de las iras por las adaptaciones, algo para lo que se ganó muchos puntos desde Mortal Kombat, si bien apenas dos años después de aquella Street Fighet (dirigida y escrita por Steven Souza, autor también del guión de Tomb Raider: La cuna de la vida) demostró que el puesto iba a estar muy reñido.
Jovovich: protagonismo con o sin Apocalipsis
Ucraniana modelo reinsertada en el cine, con una carrera musical que incluye contribuciones para bandas sonoras como Las Reglas del juego o Million Dollar Hotel. Ahí es nada. Su primer matrimonio la vinculó a Luc Besson, con quien firmó El Quinto Elemento.Tras contraer por segunda vez con Shawn Andrews, el destino la emparejó con... sí, Paul W.S. Anderson, algo que quizá sirva para explicar por qué de forma irrespetuosa hacia los argumentos de RE la saga en el cine gire sobre sus movimientos de caderas.
En esta ocasión a la diva le toca protagonizar un giro argumental que busca que de la supuesta claustrofobia de la primera, y de la apertura de espacios de la segunda, se obtenga una sensación de “western futurista”, con inspiración del cine post-apocalíptico que representan películas como Mad Max y The Road Warrior (citadas por el propio Anderson). Se busca así llevar el “terror” a la luz del día, como curiosamente ha logrado Resident Evil en videojuego.
El escenario desértico presentará a la ciudad de Las Vegas enmudecida bajo una capa de arena, con el permanente problema del suministro de balas y combustible. Los zombies por su parte han seguido su evolución que se traduce en, atentos, los “Súper No Muertos”. Estos tienen su origen en los intentos de Umbrella de recuperar a algunos zombies con nuevos experimentos para dotarlos de algo de razonamiento y humanidad... y en un nuevo fallo de horribles consecuencias. No serán los únicos “malos” para la modélica protagonista: estará Tyrant, habrá perros y cuervos mutantes... todos como el único legado de un mundo postapocalíptico.
Volviendo a su personaje, este pasa a ser una defensora solitaria que usa sus descontrolados poderes para ayudar al grupo de supervivientes (una familia comandada por, el nombre sonará, Claire Redfield...) del que ha tenido noticia por sus señales de auxilio por radio, pero del que debe mantenerse a una cierta distancia por miedo al daño que pueda inflingirles.