Al parecer, los máximos responsables de La conspiración de noviembre tenían bastante claro qué tipo de producto pretendían hacer llegar a las salas de cine. Con Pierce Brosnan como protagonista y Olga Kurylenko luciendo palmito –aunque apenas en una escena, eso sí, de pura femme fatale–, las referencias a la saga de James Bond estaban más que servidas, ya que ambos actores comparten pasado con las adaptaciones de las historias del famoso agente secreto británico. Si sumamos en la dirección a un artesano como Roger Donaldson, curtido en cintas de acción –Un pueblo llamado Dante’s Peak, El pacto, Species–, y un guion basado en la primera de las veinte novelas de suspense que escribió el difunto Bill Granger, la fórmula termina por completarse.
Sin embargo, la suma de elementos no logra hacer despegar una película que capta ligeros aromas de los relatos de espías de John Le Carré, pero que no logra empaparse de la esencia de los mismos, ni crear una atmósfera que resulte realmente sugestiva. No hallamos aquí casi nada de original, ni siquiera segmentos donde se nos presenten los mismos clichés de siempre de un modo fresco. Sencillamente asistimos a un desfile de tópicos vistos cientos de veces antes, a un esperable esquema acción-descanso-acción al que estamos demasiado acostumbrados (véanse las sagas de Venganza o Jason Bourne), a un thriller sin alma que no comienza excesivamente mal, pero que pronto pone sobre la mesa sus pocas ansias de epatar: la risible conversación telefónica entre el protagonista y el joven émulo que lo persigue por la ciudad es un buen botón de muestra.
En medio de una trama enrevesada y forzada –aunque previsible: resulta que la conspiración proviene de algún alto mando que, ¡oh, sorpresa!, no es lo que parece–, destaca en lo positivo un Pierce Brosnan que sigue demostrando ser un actor infravalorado (lástima que este tipo de films no vaya a ayudarle a pasar a la posteridad, precisamente). Así pues, estamos ante la típica cinta que únicamente satisfará a los seguidores menos exigentes de los thrillers de acción, y que a buen seguro aburrirá al resto de espectadores debido a su poco gancho emocional y a lo prescindible que termina por resultar. Olvidable como poco, decepcionante si alguien esperaba una elaboración mayor: los apuntes políticos que se dejan caer podrían haberse aprovechado más, pero no es el caso.