Los videojuegos han abierto nuevas puertas a la narrativa cinematográfica, sobre todo en lo que respecta a la interacción
A propósito de esto último que comentas, una de las influencias destacadas por Paco Plaza en [•REC] es la de los videojuegos en primera persona, por su capacidad para implicar en los hechos a quien mira.
Paco, y yo más, somos jugadores asiduos, y no tengo ninguna duda de que los videojuegos han abierto nuevas puertas a la narrativa cinematográfica, sobre todo en lo que respecta a la interacción. Los videojuegos han mezclado antes que el cine una narrativa clásica con, en el caso concreto de los survival horrors, la mirada en primera persona, de manera que eres tú cuando juegas quien narra la acción, quien toma las decisiones que llevan a un lado u otro. Eso me parece fascinante, y sí hemos intentado aportarlo, con el objetivo de convertirla en una experiencia casi subjetiva y hacer que el espectador se sienta dentro de [•REC].
En relación con anteriores películas tuyas, de concepción formal más clásica, [•REC] se encuadra, como hemos hablado, en otros modos hoy más en boga, de apariencia más natural, en los que tiene mucha importancia el vídeo, con todo lo que ello implica. ¿Para ti es un experimento, o le has dado vueltas a la posibilidad de cambiar algunas concepciones cinematográficas?
Para mí [•REC] ha sido justamente eso, un experimento, una oportunidad de probar nuevas formas de narrar. Pero no va a suponer ningún cambio radical en mi manera de entender el cine. De hecho ya estoy preparando un nuevo proyecto en el que vuelve a tener importancia la narrativa clásica, que para mí es fundamental. Quizás lo más interesante sea calibrar la posibilidad de combinar ambos lenguajes, como creo que ha hecho Brian De Palma en Redacted, aunque aún no he podido verla.
Sin desvelar nada de [•REC], hay un giro argumental en sus últimos minutos que supone un cambio de registro en cuanto al terror que proponéis.
Ese giro era necesario para introducirnos en una escena final potente, que fuera recordada por los espectadores. A esos últimos diez minutos en la oscuridad les dimos muchas vueltas, porque el miedo ya no lo iban a dar personas, vecinos, por muy extraños que acabasen siendo; sino otro tipo de cosa que hace cambiar todo el sentido de la película. Es arriesgado pero nos gusta así...
¿Cómo valoras que las películas españolas más apreciadas en los últimos meses, El Orfanato y la vuestra, estén adscritas al fantástico?
Fíjate, yo no lo ligaría tanto con el hecho de que ambas sean fantásticas como con la evidencia de que tanto una como otra han nacido con una vocación, que es la de conectar con el público, tenerlo en cuenta. Porque desde luego lo que tenemos claro Paco y yo es que antes de nada lo que nos hace ilusión es que el espectador se emocione, que pase mucho miedo con [•REC].
¿Y hasta qué punto esa vocación es excluyente? ¿Puede leerse [•REC] de alguna otra manera, en relación con lo mediático, la telerrealidad…?
No es un secreto que la realidad ya no existe en sí misma, no la percibimos a través de los sentidos sino gracias a los medios de comunicación. Sólo existe aquello que presentan, y se inventan, los medios. Eso es suficientemente dramático como para reflexionar sobre ello, y [•REC] nos permitía hacerlo. Tampoco nos hemos privado de apuntarle al espectador algunas lecturas sobre los límites éticos y morales que tiene, o no, la televisión. ¿Hasta dónde podemos llegar, hasta dónde grabar, cuándo deberíamos parar?
En relación con los medios: Manuela Velasco, en la piel de la reportera, es todo un descubrimiento.
Al ser presentadora en la vida real, con Manuela no se ha tratado tanto de que interpretase a una de ellas en [•REC], como de que se plantease a sí misma y a nosotros algunos misterios de su profesión. Por otra parte no podemos estar sino agradecidos, porque la estuvimos sometiendo durante el rodaje a todo tipo de torturas psicológicas, ¡y al final hasta le pareció divertido!