Después de encandilar a decenas de eminentes críticos en 2007 con Inland Empire, una película rodada en vídeo digital por aquello de escapar a las servidumbres y convencionalismos del celuloide, el director David Lynch se ha mostrado sorprendentemente grosero con una de las consecuencias inevitables de ese desprecio por la imagen cuidada que él mismo (como otros muchos) ha propiciado con su última película.
Y es que mientras promocionaba la edición en DVD de Inland Empire, Lynch ha manifestado agresivamente su desinterés por la posibilidad de ver cine en los teléfonos móviles: “es muy triste que alguien crea que ha disfrutado una película en un jodido móvil. En ese formato no se experimenta una película adecuadamente por mucho que se pretenda”.
Con estos comentarios Lynch está negándose a aceptar un nuevo canal de exhibición audiovisual en auge, que ya ha dado lugar incluso a festivales especializados, y que más de un analista considera perfectamente válido para ver en todo su esplendor producciones como Titanic o El Retorno del Rey.