Indaga con precisión en el tortuoso camino de la culpa y de la búsqueda de la expiación a través del sacrificio.
Según los preceptos cristianos, el pecado debe ser castigado. Sin embargo, ¿cuánto tiempo debe durar la pena? ¿si el pecado tiene graves consecuencias, la persona debe ser castigada de por vida? Expiación, una de las películas del año al menos en cuanto al número de nominaciones y premios se refiere, indaga con precisión en el tortuoso camino de la culpa y de la búsqueda de la expiación a través del sacrificio y la inmolación personal, así como de la dificultad de perdonar a aquellos que nos han dañado profundamente.
Como ya hiciese en su debut con Orgullo y prejuicio, el director Joe Wright demuestra su capacidad para dirigir cintas capaces de contar algo que va más allá del mero drama romántico. Basado en la novela homónima de Ian McEwan, el punto de partida de Expiación es similar al de otras tantas historias de amor imposible.
En este caso nos lleva a 1935, ante una típica familia de la burguesía rural inglesa que disfruta de una cómoda y apacible vida en el campo junto a sus dos hijas: Briony, una adolescente de gran imaginación con aspiraciones literarias, y Cecilia, la hermana mayor, criada junto al hijo pobre del ama de llaves de la casa.
A pesar de las iniciales reticencias de clase de ella, la atracción y el amor no tardan en aparecer entre ambos, pero el futuro les tiene reservado algo diferente. Separados por una serie de malentendidos y equivocaciones primero, y por la cruenta guerra mundial después, su romance, a pesar de resultar poco novedoso, sigue funcionando debido principalmente a la gran existente entre la pareja de jóvenes actores.
Actriz fetiche del director, presente en todo lo que éste ha realizado hasta la fecha (anuncio de Coco Mademoiselle incluido), el magnetismo de Keira Knightley crece con cada película. Sin embargo (y a pesar de su corrección), no es el de la actriz inglesa el papel más jugoso e interesante. Briony, la adolescente fantasiosa que trastoca sin pretenderlo su vida y la de los que están a su alrededor es brillantemente interpretada por tres actrices diferentes en cada momento fundamental de su vida. Con una gran homogeneidad interpretativa, física y emocional que reporta gran continuidad al personaje, Vanessa Redgrave pone, con tan sólo unos minutos en pantalla, la guinda al pastel de la tragedia de Briony, una mujer condenada a cargar con las culpas de sus propios actos y a asumir sus consecuencias.
Estructurada en tres partes bien diferenciadas, la fotografía aporta un tratamiento lumínico distinto para cada una de ellas, que arranca con la brillante y colorida vida en la campiña inglesa para irse oscureciendo a medida que la segunda guerra mundial ensombrece las esperanzas y el futuro de los protagonistas en tierras francesas y en un sombrío Londres. Las cualidades de Expiación se completan con una cuidada pero en ocasiones estridente música, y un elaborado guión de Chistopher Hampton (autor de la premiada Las amistades peligrosas), que logran momentos de gran emotividad y calidad, entre los que destaca alguna secuencia para el recuerdo.