Abe (Joaquin Phoenix) es un profesor de filosofía víctima de la abulia que apenas encuentra en el alcohol una compañía que le haga sentir cómodo. Sus días reivindicativos le han llevado, perdida la inocencia de la juventud, a asumir lo estéril de la protesta y la actitud reivindicativa, y ante semejante revelación, su vida parece condenada a arrastrarse entre aulas grises.
En el camino se cruzan un triángulo amoroso al que puede resistirse, y una oportunidad para pasar a la acción y poner a prueba sus convicciones (y que le dará la suficiente energía para incluso entregarse al idilio antes imposible).
Con Irrational Man, Woody Allen vuelve a dar forma a un relato inteligente en tono alejado del humor y en el que la definición de sus personajes, su tratamiento y el buen gusto para las bandas sonoras siguen siendo rasgos definitorios del realizador neoyorquino. No se trata en esta ocasión de acudir a un muestrario de sus tics habitualmente expresados en comedia, sino de optar por un registro en que el interés recae en los dilemas del personaje de Phoenix, y la forma de relacionarse con ellos en una nueva demostración de las dotes sociológicas de Allen. El carácter ciclotímico de Abe, el supuesto atractivo de la firmeza de sus convicciones, cómo con ellas cruza la moral pertrechado de los argumentos que su profesión le proporciona, desembocan en un desenlace en el que tiene mucho que ver el azar una vez más, resultando clave cómo sus personajes despliegan todos sus rasgos contradictorios con una habilidad que es indiferente al género escogido por el director y guionista.
Por lo demás, los tópicos que se repiten habitual sobre su obra: sus películas siguen siendo un soplo de aire fresco, y quien quiera creer que existe un cine que le define y en el que se acomoda para rehacer varias veces, lo mismo lo hará pasando por encima de evidencias como las de la cinta que nos ocupa.
Siempre está la otra opción, es decir, ordenar la lista de favoritas de Woody Allen para subrayar lo difícil que resulta meter a alguna nueva aportación en ese catálogo de elegidas... Tanto da, si cada año nos vuelve a ofrecer una nueva dosis de buen cine.