Bardem y Alberto Iglesias, españoles en los Oscar

Lo de defender el cine español está muy bien, la crítica a la industria americana da muy buena imagen... pero lo que a todo actor le hace feliz de verdad, junto a sanear sus cuentas corrientes en Hollywood -sea este terreno enemigo o no- es llevarse el mayor de sus reconocimientos.

Poco importa si esa cara del cine representa o no lo peor de la industria el resto del año, si son ellos o no los responsables de ahogar a los compañeros de profesión y camaradería en la lejana patria: una vez brilla la estatuilla, el ego crece, la codicia ambiciona el anillo, y el lugar entre los elegidos que antes se detestaba por su cruda filosofía del ganador y el perdedor, pasa entonces a ser un motivo de orgullo al ocupar la buena de esas dos posiciones.

Javier Bardem, el actor descubierto por Bigas Luna que fue medrando en el cine español a base del género chabacano en el que tan bien se desenvolvía, acabó como Antonio Banderas encontrando su lugar en la meca del cine, y allí poco a poco fue destacando mostrando versatilidad y dotes de actor de primera fila. Logró con el tiempo roderase de alguno de los nombres más importantes y es lo que en última instancia le ha permitido trabajar con los admirados Coen (No es país para viejos), gracias a quienes repite presencia en la próxima ceremonia de los Oscar (tras su nominación en el 2001 por Antes de que anochezca).

Esa noche no estará solo, el compositor español Alberto Iglesias reforzará la presencia española como candidato a Mejor Música Original por Cometas en el cielo.