Trasnochado cuento de hadas posmoderno, lleno de tics pretenciosos y referenciales
Necesitando las películas como otros la heroína, nunca hemos podido soportar sin embargo esa cinefilia enfermiza que convierte la creación y su disfrute en un ejercicio onanista: referencias, revisionismo, eso que llaman espíritu lúdico y desprejuiciado... la posmodernidad engendró numerosos monstruos con esas cualidades, muchos Tarantinos y Almodóvares a los que, cuando las ocurrencias arbitrarias y las ironías sentimentales ya más que deslumbrar hastían, viene a sumarse el marroquí Faouiz Bensaïdi.
El primer largo de Bensaïdi, Mille Mois (2003), cuestionaba según su autor “una herencia social y humanista muy codificada cinematográficamente, casi un género en mi país”. Con WWW sigue la misma estela y, a través de la historia de amor imposible entre Kamel, un asesino a sueldo (interpretado por el propio Bensaïdi) y Kenza, una agente de tráfico (Nezha Rahil), aspira nada menos que a radiografiar los efectos que el desarrollo económico y las nuevas tecnologías están ejerciendo sobre la sociedad marroquí y las relaciones personales.
Si Bensaïdi fracasa en el intento no es porque recurra a una narración azarosa, casi onírica, así como a la intersección de géneros, pues ambas estrategias resultan coherentes con su visión del mundo actual como lugar sin fronteras y a la vez como espejo de fantasmas. Sino porque dedica demasiado tiempo a demostrarnos lo ingenioso y lo sofisticado que es su imaginario, y lo mucho que le han cundido, conscientemente o no, sus referentes culturales, entre los que podríamos citar a Jacques Tati, Aki Kaurismaki, Fellini, Buster Keaton, Jean-Pierre Melville, por supuesto Almodóvar & Tarantino, la Nouvelle Vague...
Algunos han encontrado estimulantes esas coreografías de automóviles que controla Kenza, ese número musical al que se lanza una señora mientras pasa la aspiradora, esos mensajes románticos en carteles luminosos, esas frases vacías sobre el amor, o esa persecución en un centro comercial que mezcla a los Keystone Cops con Tacones Lejanos. A este crítico esos momentos no sólo le produjeron vergüenza ajena, sino que seguramente le impidieron apreciar en lo que valen la innegable elegancia en el uso del formato panorámico, y el pesimismo implícito de Bensaïdi acerca del futuro emocional de sus paisanos, que es nuestro presente.