Si fotocopiamos un documento y luego hacemos lo propio con la fotocopia resultante, tras repetir la operación unas pocas veces nos daremos cuenta de que el último elemento de la cadena palidece al lado del que usamos en primer lugar. Pues bien, sirva esta metáfora chusca para explicar qué supone The eye (Visiones) dentro del género del cine de terror actual.
Si The ring sirvió para revitalizar el cine de terror oriental y luego vinieron otras como La maldición o Dark water, la versión original de The eye dirigida por los hermanos Pang en 2002 ya puntuaba bajo en comparación con aquellas, aunque no por ello dejaba de ofrecer un producto atractivo que sorprendía con un final inesperado. Ahora nos enfrentamos a un nuevo remake americano de aquélla, que como es habitual acaba por resultar ser un calco más comercial y menos sugestivo.
En su empeño por convertir en éxitos de taquilla buenas ideas ajenas la maquinaria estadounidense no duda en echar mano de rostros conocidos (por desgracia Jessica Alba sigue sin saber ser más que una cara mona), explicaciones bien trituradas para que ningún espectador se indigeste (aunque sea echando mano de Google) e incluso finales felices donde no los había originalmente. Es decir, destrozando todo lo que normalmente nos ofrecen las cintas orientales: identificación con los protagonistas –al tratarse de seres casi anónimos podemos engañarnos y olvidar que son actores–, misterio en lo que sucede –que muchas veces acabamos por imaginarnos, rellenando los huecos con sanas suposiciones– y un cierto mal rollo con el que abandonamos la sala de proyección.
The eye (Visiones) apenas cambia el argumento original. Más bien lo traslada a un contexto americano, elimina un par de recordadas escenas del título original (aquella mujer lamiendo el escaparate del restaurante, por ejemplo) y deja que todo transcurra sin muchos sobresaltos, ofreciendo un film que agradará a los seguidores del cine de terror sin demasiadas exigencias.
Eso sí, avisar que tras la realización están los directores franceses David Moreau y Xavier Palud, que con la cinta de terror Ellos (2006) ya dividieron a la crítica, y el encargado del guión es Sebastian Gutierrez, que en los últimos tiempos también está detrás de obras fallidas como Serpientes en el avión o Rise: Cazadora de sangre. Sumando todo eso obtenemos una fotocopia tan borrosa como la visión de la protagonista al principio de la película, justo cuando acaban de trasplantarle las córneas de una fallecida. Luego la chica empezará a ver espíritus y tendrá que averiguar por qué. Pero todo esto ya lo sabían, ¿no?