Recuperar una saga cinematográfica casi veinte años después de su última entrega —‘Indiana Jones y la Última Cruzada’ (1989)— con casi todo el equipo original da tantos motivos para la preocupación como para la esperanza. Paramount Pictures aportó 185 millones de dólares para la producción del film más otros 150 millones para su promoción a nivel mundial, sin tener demasiado claro que Spielberg como director y Ford como protagonista tuvieran el mismo tirón en taquilla que en 1981. Entonces, ‘En Busca del Arca Perdida’ adquirió tal popularidad que, a fecha de hoy, ajustadas sus cifras de taquilla a la inflación, sigue situada entre las veinte películas más vistas por los espectadores norteamericanos, muy por encima de presuntos éxitos de hoy como cualquier entrega de ‘Spider-Man’, ‘Piratas del Caribe’ o ‘El Señor de los Anillos’.
Pero han pasado veintisiete años. Son héroes más jóvenes los que llevan a los coetáneos a las salas, y el cine atraviesa una crisis debido a la piratería y los nuevos hábitos de ocio. Por ello, Paramount se ha cubierto las espaldas imponiendo a Spielberg, Lucas y Ford no cobrar ni un céntimo por ‘Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal’ hasta que la película no recaude más de cuatrocientos millones de dólares (algo que se ha vendido públicamente como “una apuesta”). Sin embargo, como suele decirse la veteranía es un grado, y los implicados en esta cuarta entrega confían en su éxito: “creamos a Indy pero el personaje pertenece al mundo, únicamente somos sus custodios”, afirma Spielberg. El co-productor Denis L. Stewart añade: “no había ni un solo trabajador que no creyese que estaba ante un acto de magia; ver a todos juntos haciendo otra película sobre Jones disparó la adrenalina y la felicidad en el set”. Y una de las nuevas incorporaciones, el joven Shia LaBeouf, protagonista precisamente de un taquillazo tan idiosincrásico de nuestros tiempos como ‘Transformers’ (2007), disipa cualquier duda en cuanto a la vigencia de Indy como personaje y de Harrison Ford como héroe de acción a sus sesenta y cinco años: “para mí Indiana es lo más. Y la primera vez que vi caracterizado a Harrison con su sombrero y su látigo, me quedé sencillamente sin respiración”.
Y eso que Ford ha querido aprovechar la ocasión para “denunciar” la obsesión de nuestra sociedad con la juventud renunciando a teñir su cabello, dejando ver que a Indy ya no le es tan fácil como antes pelearse con los villanos de turno, y recalcando que ‘La Calavera de Cristal’ no está realizada con los adolescentes como objetivo sino con la intención de romper cualquier barrera demográfica. El guión de la película, escrito por David Koepp (‘La Guerra de los Mundos’) a partir de una historia de Jeff Nathanson y George Lucas, subraya la importancia del paso del tiempo y de la ligazón que une esta nueva entrega con las anteriores haciendo que para Indy hayan pasado tantos años como para su encarnación: si ‘Indiana Jones y el Templo Maldito’ (1984) acontecía en 1935 —recordemos que pese a ser la primera secuela de ‘En Busca del Arca Perdida’ se desarrollaba antes—, ‘La Calavera de Cristal’ transcurre en 1957. Guerra Fría, rock and roll, mccarthysmo, pánico nuclear, technicolor, Unión Soviética... “todas las tradiciones de la serie aparecerán en pantalla, no he querido tanto hacer una película mejor que las anteriores como una relacionada con ellas”, asegura Spielberg; “pero para mí era muy interesante llevar al personaje a la Era Atómica, mi propia adolescencia, una época que combinó la paranoia con la inocencia, la ciencia con la ciencia-ficción, el florecer económico posterior a la Segunda Guerra Mundial con la rebeldía juvenil”.
La fidelidad al pasado de la serie ha impregnado todos los aspectos de la producción: se ha recurrido a especialistas y a efectos visuales mecánicos siempre que se ha podido, soslayando la imaginería digital. Siguen al pie del cañón el músico John Williams y el montador Michael Kahn. Y el sustituto del nonagenario Douglas Slocombe (director de fotografía de la trilogía previa), Janusz Kaminski, ganador del Oscar por su labor para dos de las películas más reputadas de Spielberg, ‘La Lista de Schindler’ y ‘Salvar al Soldado Ryan’, ha respetado el look de las cintas anteriores para conseguir una uniformidad emocional entre las cuatro cintas.